lunes, 13 de diciembre de 2010

NINGÚN CUENTO DE HADAS


Now I don’t need to worry ‘bout tomorrow
Ain’t anticipating what’s to come
And I don’t need to worry ‘bout the things I have not done
Long as I got rock and roll I’m forever young[1]
«One For Rock And Roll»
Cinderella

Con apenas 4 álbumes en estudio y, por otro lado, más o menos 7 en vivo y 7 recopilaciones[2], podría decirse que Cinderella, la banda de glam metal y hard rock formada a mediados los 80 –cuyo último álbum de estudio es de 1994– y que con altibajos ha perdurado desde entonces, vive del recuerdo.
Por supuesto hay una razón para esto, pero antes hagamos un repaso de la historia de la banda creada por Tom Keifer, cantante, compositor y multi-instrumentalista (toca guitarra rítmica y solista, guitarra acústica, teclados, piano, mandolina, dobro, saxofón y armónica) y Eric Brittingham, en el bajo y los coros; a quienes se sumó Jeff LaBar, en la guitarra solista y rítmica, guitarra acústica y coros; durante la grabación del álbum debut, fue contratado el baterista de sesión Jody Cortez; acabada la grabación, fue reemplazado por Fred Coury ex-baterista de London (donde tocaron, entre otros, los bajistas Nikki Sixx de Mötley Crüe y Blackie Lawless, fundador de W.A.S.P., y pasaron los guitarristas Slash e Izzy Stradlin antes de Guns ‘N’ Roses), quien se incorporó a tiempo para hacer la portada del álbum y tocar en próximas giras.
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[1] No tengo que preocuparme por el mañana ahora ni anticipar lo que vendrá. Y no necesito preocuparme por las cosas que no he hecho. Soy eternamente joven, siempre y cuando tenga el rock and roll…
[2] Por ahora los discos en vivo son: Live Train to Heartbreak Station (1991) Live at the Key Club (1999) In Concert (2004) Extended Versions (2006) Gypsy Road: Live (2006) Live at the Tokyo Dome - Tokyo, Japan Dec. 31 1990 (2009) y Live at the Mohegan Sun (2009).
Las recopilaciones, además de dos colecciones de grandes éxitos, Once Upon A... (1997) y Rocked, Wired & Bluesed (2005), son: Looking Back (1997) Bad Attitude 1986-1994 (1998) The Millennium Collection: The Best of Cinderella (2000) Gold (2006) y Best Ballads (2008).
  Tom Keifer

Night Songs (1986), su primer álbum, fue exitoso: vendió 3 millones de copias, obteniendo triple platino, alcanzó el tercer puesto en las listas estadounidenses, y fue muy popular durante mucho tiempo, si bien el sonido de la banda aún no representaba una novedad en lo que habitualmente se escuchaba dentro del género.

El segundo álbum, Long Cold Winter (1988), fue aún mejor que el primero y ya presentaba el estilo característico de la banda, que podría definirse como una mezcla de blues y rock con influencias de grupos de los 70. El tour de 254 fechas para respaldar el álbum duró más de 14 meses.


En su tercer álbum, Heartbreak Station (1990), profundizaron su veta blusera y contaron con el legendario bajista y teclista de Led Zeppelin, John Paul Jones, como arreglista. Sin embargo, el éxito no los acompañó igual.
En 1991 el baterista Fred Coury dejó la banda y se unió a Stephen Pearcy de Ratt para formar Arcade[3].
Ese mismo año, Keifer perdió la voz debido a una parálisis de sus cuerdas vocales y fue sometido a cirugía para remover un quiste. Por otro lado, sale el primer disco en vivo: Live Train to Heartbreak Station.

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[3] Arcade «Nothin’ to Lose» http://www.youtube.com/watch?v=Vo2L9Cp4kxU  

Desmintiendo los rumores de su disolución, Cinderella lanzó en 1994 su cuarto álbum, Still Climbing, con Kenny Aronoff en la batería. Infortunadamente no le fue bien en ventas, pues el estilo musical de la banda ya no era popular en esa época de auge del grunge y el rock alternativo. El disco tuvo como sencillos «Hard to Find Words» y «Bad Attitude Shuffle».

Coury se reincorporó y Cinderella publicó un álbum de grandes éxitos, Once Upon A…, en 1997, que contaba con un par de canciones nuevas: «War Stories» y «Move Over», un cóver de Janes Joplin que suena perfecto en la voz de Tom Keifer. El grupo recorrió los Estados Unidos en 1998, con una presentación en la que se grabó el álbum en vivo Live at the Key Club, lanzado en 1999.


Ahora sí, la razón:
Hacia 1999, la banda fue firmada por Sony Records. Sin embargo, el sello prescindió de Cinderella antes de que un nuevo álbum pudiera ser lanzado, sumiendo a la banda en una batalla legal con Sony por los derechos del material del álbum inédito. En 2001 la banda tuvo que declararse en quiebra. Aunque Sony no tenía intenciones de lanzar el disco se negó a ceder los derechos de las nuevas canciones. Los derechos todavía, diez años después, no se han liberado y el disco sigue sin salir. Lo único nuevo que he logrado oír es «Rock & Roll City» un cóver, al parecer, de la muy poco conocida banda Swedish Erotica.



Mucho del poder de Cinderella radica en sus presentaciones en vivo. Su primera gran gira fue en 1986 con Poison, como teloneros de los japoneses Loudness. Luego estuvieron cinco meses abriendo los shows de David Lee Roth, el ex-cantante de Van Halen, y siete meses con Bon Jovi. Salieron al extranjero, presentándose en Japón, Escandinavia y en el festival Monsters of Rock de 1987. Durante la noche vieja de 1989 tocaron en Tokio, junto a Skid Row y los Quireboys, abriendo para Bon jovi.



Afortunadamente para los aficionados, Cinderella sigue de gira cada verano con otras bandas de hard rock de los 80. En el año 2000, realizó una exitosa gira con Posion, Dokken y Slaughter. En el verano de 2005, encabezó la gira Rock Never Stops de VH1 Classic, con Quiet Riot, Ratt y Firehouse. En 2006, Cinderella estuvo de gira con Poison; ambas bandas celebrando el vigésimo aniversario de sus álbumes de debut. En 2008, durante la gira prevista, se anunció que Tom Keifer no podía cantar porque tenía una hemorragia. Al año siguiente su voz volvió a la normalidad. Para 2010 Cinderella participa de distintos festivales como Rocklahoma, el Sweden Rock Festival, el de Donington Park y el Common Ground. También ha estado acompañando a Scorpions en su gira mundial de despedida Get Your Sting And Blackout (por cierto, estuvieron en nuestro país). Las dos bandas se habían encontrado por allá en 1989, en el Festival de Música por la Paz de Moscú, en el que también estuvieron Bon Jovi, Skid Row, Mötley Crüe y Ozzy Osbourne apoyando la Paz Mundial –¿o el fin de comunismo internacional?, fue 3 meses antes de la caída del Muro de Berlín– y la lucha contra las drogas, pese a que todas las bandas participantes excepto los Crüe (en aquel entonces recién rehabilitados) las consumían y que, siendo por la paz, Ozzy intentara asesinar a su manager y esposa, Sharon. Igualmente fue ese concierto el que inspiró «Winds Of Change» a Scorpions[4].
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[4] Las bandas reunidas tocando el clásico «Hound Dog» que hiciera famoso Elvis Presley. http://www.youtube.com/watch?v=SZ9WK_63Dwg
 

Finalmente en 2010, Cinderella se une a otros grupos en el ShipRocked, ¡la última moda!, un festival anual de rock en el mar, con actuaciones en vivo abordo de un crucero; se presentan bandas de hard rock y heavy metal en distintos escenarios a lo largo de la nave. ¿Será para evadir impuestos?, ¿a los millonarios les gusta el rock? Como sea, allí están también Vince Neil, Tesla –que repite–, Drowning Pool y Sevendust; y el año anterior estuvieron Queensrÿche, Ratt, Skid Row y Endeverafter.

Además, los miembros de Cinderella han estado involucrados en otros proyectos cuando no están de gira juntos. Tom Keifer se ha ocupado de su primer álbum en solitario. Eric Brittingham tiene con su esposa una banda llamada Naked Beggars, que ha grabado los discos Naked Beggars (2004), Spit It Out (2006) y XXX (2008), en la que inicialmente estuvo tocando Jeff LaBar, quien tiene un programa de radio en Internet con su esposa y además se ha unido a un nuevo proyecto llamado Freakshow, con Frankie Banali de Quiet Riot, Tony Franklin y Markus Allen Christopher; su álbum debut fue lanzado en abril de 2009. Fred Coury trabaja con otras bandas, produciéndolas en su estudio privado.




Fred Coury

Y haciendo un poco de memoria, vale la pena mencionar la carrera de la banda a través de los videos de sus canciones de éxito, los cuales tuvieron una alta rotación en MTV.
Antes, una cosa más: me gustaría referirme al origen del nombre de la agrupación, aclarando que Cinderella es el equivalente a Cenicienta (la del cuento de hadas) en español.
Tom Keifer contaba en una entrevista:
«Estábamos sentados viendo la televisión una noche, hojeando una guía de HBO. Habíamos estado dando vueltas a nombres diferentes y vimos el de la película Cenicienta en la guía. No era la versión de Disney, sino una versión porno. En realidad no tenía mucho que ver con nosotros el nombre, simplemente nos pareció que era genial. A principios de los años 80, la mayoría de nombres de las bandas eran muy evidentes en relación con su música. Si se trataba de una banda de heavy, debía ser un nombre muy pesado. Nosotros éramos una banda de rock duro con un nombre que realmente no sonaba como lo que parecía. Siempre pensé que eran geniales nombres de bandas como Queen, Kiss o Sweet. Un nombre ligero que describe algo pesado.»
De ahí, entre otras cosas, el título de su recopilación de grandes éxitos: Once Upon A… = Érase una…


Los videos…
«Shake Me» es el primer sencillo de Cinderella. Aunque no fue un hit en su momento, la canción supuso el inicio de lo que sería el posterior desarrollo de la banda. Está contenida en su álbum debut de 1986 Night Songs. El B-side del single fue la canción titular del álbum: «Night Songs».


El video musical del tema jugó con el nombre de la banda, presentando a una chica sexy que, como Cenicienta, no ha concluido sus oficios caseros y por tanto no puede ir a un show de Cinderella, mientras que, se supone, sus hermanas mayores sí. Sin embargo, un póster en la pared de la habitación le permite teletrasportarse al concierto, luego de que la guitarra Fender Telecaster de Tom Keifer se sale del afiche y los músicos en él cobran vida. La Cenicienta embellecida aparece primero en el escenario y luego entre el público en primera fila; al final se va con la banda en su limusina; entre tanto las hermanas –que visten faldas y guantes de puntos– tratan de seducir al portero para que las deje ingresar al evento cuyas entradas ya están agotadas. La banda a lo largo del video además de su vistoso look, exhibe su talento y destreza en vivo. Jeff LaBar –guitarrista– y Eric Brittingham –bajista– realizan el truco de darle vuelta a su instrumento alrededor del torso, haciéndolo girar por encima del hombro a través de la correa de la que se suspende. Se ve a Rick Criniti[5], quien les acompaña en los teclados.

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[5] Rick Criniti hizo parte de Blackeyed Susan como guitarrista para el álbum Electric Rattlebone de 1991, con el ex-vocalista de Britny Fox, Dean Davidson, y Tony Santoro, con quien había estado tiempo atrás en una banda llamada Rage; también estuvo en la agrupación de Michael LeCompt para su álbum de 1992.

«Nobody’s Fool» es la primera power ballad de Cinderella. El sencillo se lanzó en octubre de 1986 y llegó al número 13 en las listas de EE.UU. en febrero de 1987. Fue su segundo single más vendido y el B-side fue la canción «Push, Push».


El video musical retoma la historia esbozada en su video anterior «Shake Me». De nuevo una Cenicienta –convertida en princesa– acompaña a la banda, ahora a un estudio donde se graba el video. Esta vez es Fred Coury, el baterista, quien efectúa los malabares. Las hermanas con vestidos de lunares y sombreros en forma de reloj la siguen de cerca en su Fiat 600 rosa de puntos negros. Cuando la canción comienza al filo de la medianoche, la chica mira un reloj y sale luego de oír a Tom cantándole: I call you on the phone… but never get a rise… So sit there all alone… It’s time you realize… I’m not your fool… Nobody’s fool… (Te llamo por teléfono, pero nunca me contestas; así es que quédate ahí sola; es momento que te des cuenta de que no soy tu tonto: el tonto de nadie…). La Cenicienta corre a su casa antes de que su atuendo rockero cambie de nuevo a un sencillo vestido. Luego de que esto sucede, regresa corriendo para pedirle un autógrafo a Tom Keifer, quien le sonríe como si la reconociese.

«Somebody Save Me» es el tercer sencillo del álbum debut de Cinderella, Night Songs. Fue lanzado el 10 de febrero de 1987, con «Hell On Wheels» como B-side; la canción alcanzó el puesto 66 en Billboard.
En el video, antes de comenzar ponen:


En algún lugar de Filadelfia
1985
Aquella era la ciudad natal de la banda y aparte de Britny Fox, otra banda de glam metal que más tarde se trasladó a Los Ángeles y la que formaron el guitarrista Michael Schermick y el baterista Tony Destra ex-integrantes de Cinderella, no eran muchas las agrupaciones de ese género que se localizaban allí en 1985. Inicialmente aparecen las chicas de los trajes de puntos corriendo por el pasillo de un estudio; dentro Cinderella está grabando el tema, apenas terminan les piden que lo repitan una vez más. La mención del año (1985), como en algunas películas malas resulta inverosímil, pues Jeff, el guitarrista, luce una camiseta estampada con un dibujo de la carátula del álbum Look What the Cat Dragged In de Poison que sólo sale hasta 1986, y en el estudio aparece Fred Coury, quien sólo se reuniría con Cinderella en el 86; la impostura se cae totalmente cuando luego del final anuncian del mismo modo:
Copyright 1987


Como sea, en el video supieron reflejar la esencia de la banda, pues rápidamente se les ve en un escenario de concierto. De nuevo el truco del instrumento dando vueltas[6]. Cuando hay la transición del estudio al concierto incluso se oye la aclamación del público. Rick Criniti, el tecladista, aparece otra vez; más que nunca es el quinto Cinderella, especialmente al terminar la canción y salir del estudio como una panda de novatos que creen que unas fans –las hermanas vestidas de puntos–vienen por ellos, cuando en realidad van tras Jon Bon Jovi y Richie Sambora, las auténticas estrellas, quienes están más allá. Es una alusión a la situación de la banda en sus comienzos; recordemos que a Bon Jovi se le atribuye el descubrimiento de Cinderella.
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[6] Beavis y Butthead comentan esto y otras cosas con su sardónico estilo característico: http://www.youtube.com/watch?v=ArtJ4bciv8c

La historia es más o menos así: Jon –cuya agrupación ya era reconocida por su exitosa canción «Runaway», del primer disco– estaba en Filadelfia para grabar su segundo álbum, 7800° Fahrenheit. Cinderella actuaba en el Empire Rock Club, como lo hacía casi cada fin de semana y él pasó por allí una noche después de su sesión de estudio. Le gustó la banda y fue al camerino a hablar con los integrantes. Más tarde, esa semana, los recomendó a Derek Shulman (representante de A&R en el sello PolyGram), quien conocía a Cinderella, para que los viera en directo porque eran una banda para ver en vivo. Así se hizo y gracias a eso firmaron contrato.


«Gypsy Road», sencillo de su segundo álbum, Long Cold Winter, que había sido lanzado casi un año antes, fue un hit en EE.UU. para 1989.   


Quizá para enfatizar tanto el tema como el estilo musical de la canción, el video fue realizado parcialmente en México. En él se alternan imágenes de concierto, de villas y de las ruinas mayas de Chichén Itzá.
Aunque los espectadores del concierto son estadounidenses –extrañamente se ve a dos rubias luchando entre sí–, el toque parece ser en México: hay un cartel de una corrida de toros y se supone que es el interior de un lugar llamado Cine Maya, cuyo programa anuncia las presentaciones de Cinderella.
En el escenario se ven un cactus falso coronado por un sombrero mexicano y un cráneo de vaca, sobre la audiencia hay una antigua lámpara colgante, que más adelante es sustituida por un loro de juguete suspendido del techo. Tom Keifer hace que los asistentes que al principio ondean las manos en el aire (una persona sostiene unas baquetas) batan las palmas y luego levanten sus puños al unísono con él. Eric Brittingham como siempre sacude su rubia melena. Se ve furtivamente al tecladista. Durante el solo, para el cual la guitarra es lanzada al escenario desde la audiencia y Tom la agarra con precisión, él la toca detrás de su cabeza.


Por otro lado, se ve a la banda andando por un pueblo mexicano y el ambiente propio del lugar: un policía haciendo una multa, edificios con retratos de próceres de bigotes, las graderías de un recinto deportivo, la típica iglesia, un anuncio de la bebida Cristal, letreros de zapatería y tienda, un edificio denominado Modelorama y un bar llamado Tenampa, delante de cuya entrada está recostado Tom; también una ventanita que a un lado está escrito Modelo Especial y al otro Cerveza fría para llevar, hacia donde Cinderella se dirige. La gente en las calles debe asombrarse de ver a estos melenudos vestidos de jeans y cuero[7] caminando por allí, o paseándose en sus motocicletas, o recostados en una banca de parque, o tocando la guitarra acústica delante de una verja junto a un par de niños risueños.


Luego se adentran en el país. Abordan una camioneta Chevy, cuya matrícula dice: «Shake Me». Se ven los árboles pasando a través de la ventana y un camión llevando unos trabajadores. El ambiente es cada vez más rural. Hay una calle llena de personas como en un desfile. Se dirigen a una especie de corraleja con rústicas bancas. Se ve un novillo correr por el ruedo. Los integrantes de la banda están muy sonrientes, se entretienen en un mercado al aire libre, o en un cobertizo que hace las veces de cantina en un lugar donde hay chozas con techo de paja, o montando a caballo.


Cinderella también está en las ruinas mayas y en la selva aledaña. Now who’s to care if I grow my hair to the sky?[8], canta Tom en la jungla con ropa más ligera, señalando al cielo, tiene la guitarra, los demás dan palmas y se miran uno al otro, tras él; están delante de una cerca desvencijada. Jeff corre por entre los matorrales con su guitarra. Hay una columna sobre la que Fred tamborilea con las baquetas y luego está sentado encima de ella. Se ve a Tom en una pequeña pirámide cuyas escaleras baja corriendo o se desliza como en una glissoire –eso que llaman resbaladilla y aquí denominamos rodadero. En la cámara aparecen unos bordes negros como si se viera por un View-Master®. Se aprecian las auténticas pirámides mayas y otros templos. Así como la puesta de sol, bajo la que Tom toca en el solo de guitarra.


Además encontramos a los miembros de la banda sentados al lado de una playa o una ribera. Hacia el final un mesero, vestido de blanco, les trae una copa en una bandeja. Para terminar vemos los pies andando por un camino (Tom lleva jeans y curtidas botas de vaquero y va con el estuche de una guitarra, Eric tiene zapatillas deportivas blancas y unos jeans desteñidos muy apretados). La banda se aleja por la carretera, última alusión al camino gitano del título de la canción[9].
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[7] Tom lleva gafas oscuras y una bandana en la cabeza, o tiene sombrero y gabán de cuero negro con adornos plateados, a pesar del calor que seguro hace, aunque no está maquillado –ni siquiera se le ve su tradicional rímel en los ojos.
[8] ¿Ahora quién se preocupará si mi pelo crece hasta el cielo?
[9] Existe una exhaustiva descripción del video, plano a plano, de la cual evidentemente me he contagiado:
«Don’t Know What You Got (Till It’s Gone)», de su segundo disco, ha sido su sencillo más exitoso, alcanzando el puesto número 12 en las listas en noviembre de 1988, tres meses después de su lanzamiento. Es la canción más popular de la banda, quizá por ser una power ballad a carta cabal, cuyo título alude a una de las más típicas admoniciones cuando una relación termina.


El video musical fue filmado en Mono Lake, California, un lago salado que provee de exuberantes parajes. Todo el naranja y azul de la tierra y el suelo de este paisaje natural constituyen un decorado inigualable. La silueta de las montañas cortando el cielo rojizo, las formaciones rocosas como tótems –estoraques y cárcavas del cañón que rodea el lago–, el paso de las aves dan un ambiente propicio al tema; todo captado con tomas aéreas y amplios planos del escenario lacustre. Me parece que la aridez y la desolación del lugar expresan el dolor y la pérdida de la letra de la canción. Por su parte los músicos de Cindrella tocan a orillas del lago, incluso están allí el piano y el set de batería. Tom Keifer está ataviado con un gabán rojo de corte antiguo cuando toca el piano y con la misma pinta de «Gypsy Road» al hacer el solo de guitarra cerca a una cabaña solitaria. También se le ve delante de una casucha de adobe abandonada.
«Coming Home» fue una canción que estuvo entre los 20 éxitos en 1988 y ha siso el segundo tema más famoso de Cinderella. Es una power ballad de un heavy con raíces blues que deja ver la dirección que la agrupación habría de tomar. Fue el tercer single lanzado de su segundo álbum.



El video es el primero de Cinderella que presenta una historia paralela a manera de película, se trata de un hombre que luego de estar ausente regresa a casa, donde seguramente le espera su leal mujer como Penélope a Odiseo. Es una pareja americana promedio. El tipo guapo y duro, de jeans y cazadora ovejera, y la rubia hermosa, dócil y hogareña, vestida de blanco inmaculado. El sujeto parte en su motocicleta y recorre miles de millas, soñando con el reencuentro. Su moto se avería y sigue el camino andando, hasta que una vieja camioneta lo recoge. Pero llega tarde, la casa está abandonada y su mujer se ha ido. Sin embargo… Entre tanto, la banda toca en un bar cerrado, bajo los matices sepia de una luz vespertina.
«The Last Mile» es el segundo sencillo lanzado del álbum Long Cold Winter. Alcanzó el puesto número 36 en Billboard a principios de 1989.


El video de esta canción resulta muy por el estilo de Bon Jovi y otros cuantos más del llamado hair metal de la época –con la pantalla dividida en recuadros e imágenes en blanco y negro–; por supuesto, se ven los Cinderella con sus cabellos lacados y sus pintas glamorosas, haciendo coreografías propias del momento y el truco de la guitarra arrojada. También hay montones de luces, juegos pirotécnicos y estadios repletos de una audiencia –con muchas chicas– que los aclama. Aparte de demostrar su poderío en vivo, se les ve ir por la carretera de gira o exhaustos en los camerinos luego de una noche de concierto, dispuestos en todo caso a recorrer la última milla (antes de dormir).
«Shelter Me» fue el primer sencillo del tercer álbum de Cinderella, Heartbreak Station. Alcanzó el puesto # 36 en Billboard.


El video musical se desarrolla como la parodia de un programa de televisión en el que reciben llamadas de los televidentes. Y en él se ataca al PMRC (Parents Music Resource Center), comité estadounidense fundado en 1985 por las esposas de varios diputados, quienes aseguraban que el rock fomentaba la violencia, el consumo de drogas, el suicidio, el vandalismo, la conducta sexual impropia y demás actividades criminales. Al comienzo hay un mensaje circulando en la parte baja de la pantalla:
Lucha contra la censura. Salva el rock n’ roll. Únetenos ya.
Una parte de la letra dice:
She said she saw the devil on her MTV[10]
A lo largo del video vemos a una viejecilla desalmada que ve la televisión con mirada censora y a personas que cubren las partes pudendas de estatuas desnudas; hay otros gags en blanco y negro. El programa, en el que parece que se distribuyeran indulgencias, se llama Pledge for Rock n roll y es conducido por nada más ni nada menos que Little Richard[11] y la atractiva rubia que le acompaña es Pamela Anderson –antes de Playboy, «Baywatch», Barb Wire, y su matrimonio y el conocido video íntimo con el baterista de Mötley Crüe, Tommy Lee–; cuenta con cameos de Shelley Duvall[12] y Dweezil Zappa[13].


En cuanto a Cinderella: mucho brillo, seda, terciopelo y cabellos peinados. El lanzamiento habitual de la guitarra por los aires. Tom con gafas oscuras dentro del estudio, al principio, tocando el dobro –un tipo de steel guitar, usado para tocar blues rural. Les acompañan dos coristas y un saxofonista.
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[10] Ella dijo que vio al diablo en su MTV.
[11] Little Richard es uno de los padres del rock en los años 50 y también ministro pentecostal.
[12] Shelley Duvall es la actriz recordada por su papel como Wendy, esposa de Jack Torrance (Jack Nicholson) en El resplandor de Stanley Kubrick, a partir de la novela de Stephen King.
[13] Dweezil Zappa, guitarrista, hijo del músico Frank Zappa.
«The More Things Change» es la canción con la que se abre el álbum de 1990, Heartbreak Station, el sencillo es de 1991.

En el video musical se ve a Cinderella en todo su esplendor en vivo. Les acompañan el mismo saxofonista y las mismas coristas de «Shelter Me», que bailan con ellos, pero un tecladista que parece diferente al de los videos anteriores. Tom tiene una guitarra transparente y el bottleneck para hacer slide. El viejo truco de los instrumentos girando alrededor de Eric y Jeff, y la guitarra aventada. Me pregunto cuánto tendrán que ensayar para lograrlo y cuántas veces habrán fallado y su bajo o guitarra saldría volando. Fred también hace malabares con las baquetas. Detrás de ellos se ve un telón con el nombre de la banda en un gigantesco letrero. Una multitud los aclama, vemos una bella rubia entre la audiencia. Se oye el sonido de los fuegos artificiales y la ovación del público. Hacia el final hay una lluvia de globos de colores.
«Heartbreak Station» es una canción del álbum del mismo nombre de 1990. Como sencillo alcanzó el puesto 44.

Pareciera que a Cinderella le iba bien con los videos en torno al viaje. Esta vez la protagonista es una chica que tiene un traje clásico que incluye un sombrero con velo, quien toma un tren de vapor. El video conserva el tono melancólico de la canción mediante imágenes en blanco y negro o sepia –como en la carátula del disco. Los músicos visten de forma austera, el glamur propio del género musical ha quedado atrás: todos llevan camisa; Jeff luce muy sobrio barbado y con sombrero, tocando la guitarra acústica; Eric, con la melena rubia algo recortada, toca el bajo al borde del ferrocarril; Fred va en un vagón con el set de batería y Tom canta y toca la guitarra sentado en una banca de la estación, también toca un piano blanco mientras se aproxima el tren a él, y hace slide entre los raíles. El tren que parece fantasma y atraviesa desolados parajes, lleva como pasajeros a un grupo de músicos que tocan los violines cuando la chica atraviesa el vagón en que van.


En este video que habla de partida, al final hay –de manera inconsciente, todavía no se sabía que iba a ocurrir esto– lo que sería una especie de despedida de la aparición en videos musicales para la banda. Uno a uno es mostrado cada integrante; la chica se asoma al último vagón y arroja su sombrero; vemos a la banda andando por entre el humo de las locomotoras, en una estación, con sus estuches como equipaje, y finalmente el sombrero tirado sobre el suelo invernal y el tren alejándose entre la niebla.
La canción «Hot & Bothered», grabada para la banda sonora de la película Wayne’s World de 1992 y que se incluyó en su siguiente álbum Still Climbing de 1994, tiene un video musical en el que aparece la banda tocando en une studio y se muestran apartes de la película.
Algo más sobre Cinderella puede leerse en las entrevistas a Tom Keifer y Eric Brittingham [en inglés] que están en:
y

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Esto no es motivo de infracción de derechos de autor, pues tiene propósitos didácticos.

jueves, 27 de mayo de 2010

LO MISMO: NADA

CAPÍTULO PERDIDO DE LA HISTORIA DEL ROCK


La mitad de mi vida hasta ahora he querido ser cantante de una banda de rock. Últimamente me hubiese conformado con ser compositor de las letras como Desmond Child[1] y participar de la producción musical de algún grupo con sugerencias de canciones y tratamientos para éstas o, en el mejor de los casos, reclutar músicos en torno a mis ideas para materializarlas con la indefectible inclusión de mi voz cantante.
Pero eso más que remoto me parece ya imposible. Y conste que he tratado y tratado y tratado.
Sin embargo, me consuela saber que ideas que tuve acerca de propuestas de canciones de las cuales hacer versiones habían sido hechas ya.
Supongo que no había sido tan descabellado haberlo considerado entonces.
Una agrupación colombiana y otra mexicana fueron las encargadas de hacer mi sueño realidad, salvo que fue mucho antes de que siquiera lo hubiera concebido. Un sueño cuya realización le precede… algo bastante peculiar o el colmo de la inopia.
Generalmente no es a mí a quien sucede, sino a los que se relacionan conmigo y se creen artistas, intelectuales o incluso con alguna erudición y se jactan de haber descubierto o creado algo que llevaba décadas, a veces siglos, y ellos en su “sapiencia suma” lo ignoraban.
Por mi parte, lo que puedo reconocer es que hago caso a mis intuiciones y especulo alrededor de ellas, no formulo teorías ni establezco principios, sólo defiendo con los mejores argumentos de que disponga ideas que se suscitan a partir de mis impresiones, sensaciones o experiencias y les doy tal crédito que las convierto en convicciones que, en todo caso, son susceptibles de modificarse. No son certidumbres, no las expreso como silogismos o aforismos como hacen los fanfarrones de los que he hablado antes.
Reconozco de igual manera que en mi basta ignorancia, y no es impostada modestia: leer tanto como yo hago al tiempo que te da ciertos conocimientos perennes, te genera la angustia de saber algo y desconocer lo demás y no poder acceder a ello, la punta de un iceberg que jamás conseguirás ver en su totalidad; es no poder sumergirte a observar la ballena y conformarte con mirar las exhalaciones despedidas por su espiráculo y la inmensa aleta que se menea antes de hundirse en el agitado mar, ¡y todo por televisión!… decía, antes de la digresión, que reconozco en mi ignorancia que muchas de las conclusiones, fruto de mi meditación, no son originales –ni aspiran a serlo–, pues es plenamente comprensible que en ciertas condiciones dadas, más de uno pueda conjeturar o idear lo mismo o algo muy parecido…
Hace poco le contaba a una chica que está terminando filosofía algunas de mis ideas y ella me comentó que más o menos eso era, en líneas generales, el pensamiento de Heidegger… y yo, que no he leído al filósofo alemán, me sentí halagado por la comparación, al contrario de los sujetos antes mencionados que seguro habrían de incordiarse por el efecto que les causaría, que sería como llegar a la meta de una competencia con los brazos abiertos creyéndose ganador, voltear a ver y no encontrar rival y finalmente hacer la amarga constatación de que en vez de primero fue el último.
El caso es que me encantó conocer la canción realizada por la banda Crash, clásico desconocido del rock colombiano, que contó en su formación con Ernie Becerra –talentoso músico ingratamente inadvertido pese a su protagonismo en la descalabrada historia de este género en nuestro país–; Jorge Barco, el hijo rockero del presidente Virgilio que luego pasaría a Ship –otra malograda banda nacional– y Randy Dowling, un hawaiano que paró en estas tierras. El tema en cuestión es un cover de «Under my thumb» de los Rolling Stones incluido en Aftermath –álbum del 66, que se ha convertido en uno de mis predilectos de sus satánicas majestades británicas– y en el que Brian Jones toca la marimba.
Yo habría querido hacerlo con una mezcla entre electrónica y música del mundo, enfatizando en la percusión africana, incluyendo marimba vernácula, sin descuidar la esencia stoneana. Lo que Crash hizo fue tonificar la canción con ritmos isleños de San Andrés, donde se grabó un especial del programa de televisión Espectaculares JES, a principios de los 80 y, a lo mejor por el carácter insular del cantante, recibieron la influencia de la isla y del Caribe, tanto así que hicieron «Champetua» en que se oye al vocalista extranjero musitar “…caracoles de colores…” de Aníbal Velásquez y que diera a conocer masivamente Diomedes Díaz.
Al acabarse Crash, Ernie Becerra haría parte de Mango, agrupación que también evidenciaba una profusa influencia del reggae y soca o calipso, en la que cantaba Felipe Zuluaga, intérprete de cascada voz de fumador y bebedor de whisky empedernido –no sé si lo fuera pero tenía ESA voz–, a quien quizá alguien recuerde como el de los jingles de comerciales de los 80, como ése de “…Cerveza del Barril, para vivir…” y que en la Mediatorta durante Rock Al Parque de 1997 se presentó como The Real Zulu –para diferenciarse de un jovencito rubio sudafricano acogido en nuestro país como presentador de televisión y cantante de una banda de pop–, brindando un enérgico espectáculo a lo Hendrix, sin quemar la guitarra ni destrozar los amplificadores: el presupuesto para el talento local no da para semejantes nimios excesos…
La otra canción es el cover de uno de esos imprescindibles temas de la discografía hispanoamericana: «Pequeña y frágil» de Sabú, hecha por el grupo de rock urbano mexicano Isis, que con un brochazo azulado de blues, derrochando un crudo virtuosismo se mantiene fiel a la melodía y el contenido amoroso de la canción original…
Dentro de la misma línea está la versión en español que hace Los Gestos De La Doña de «Stand by me» de Ben E. King que hiciera famosa John Lennon. Recuerdo que alguna vez que colaboré con el guión para una producción audiovisual que era la tesis de grado de su realizador, sugerí la canción para una escena, y como habría líos con el engorroso asunto de los derechos de autor se me ocurrió que el personaje la cantara en vez de que sonara como música de fondo. Nunca se hizo. Si algún día me piden hacer el guión para una película pondré como única condición escoger la banda sonora original, que incluirá «Quédate» de los mexicanos.
Finalmente en medio de tanta mención a un mundo referencial tan próximo y sin embargo tan ajeno, cabe reparar en un tema interpretado por Crash llamado «The Fuckedlands», cuyo título alude a Las Malvinas (Falklands para los ingleses), en concordancia con el alegato anti-imperialista que se arrogaron bandas como The Clash, integrando a ello manifestaciones musicales foráneas y marginales, venidas del Tercer Mundo y que serían clasificadas espontáneamente como periféricas o anti-hegemónicas por esos cultivadores del neologismo y los tecnicismos de toda índole que son los estudiosos de las ciencias sociales que como escribía Cervantes de las cortesanas: no son corteses ni sanas, en este caso no son ciencias ni mucho menos sociales… tienen una naturaleza cada vez más individualista o de logia para iniciados, iluminati del conocimiento, que actúan de forma corporativa tras la fachada de organizaciones no gubernamentales –igual de burocráticas y mafiosas a las que sí lo son– o de fundaciones sin ánimo de lucro que poseen los mayores intereses pecuniarios volcados sobre el humanitarismo... y por otro lado carecen de método, no comprueban ni concluyen, arrojan resultados perecederos aplicables exclusivamente a cada investigación, inservibles para otra, precisamente por la falta de unidad o principios precisos y estables en la metodología… lo único que calcan de aquí para allá es esa inadecuada terminología haciéndola más vacua a cada vuelta de hoja.
La canción posee elementos típicos del rock de la época –a mí me recuerda «Blue morning, blue day» del álbum Double vision del 78 de Foreigner–, a los que se suma la presencia del color local caribeño con el que pintaron su música: reggae y además un cierto “aire de tango”, aunque es cantada en inglés.
Me pregunto: ¿Qué dirían de esto los argentinos que sustentan el origen no sólo de su rock nacional sino del rock en español mismo en aquella paradoja de rechazar un sistema (tanto nacional como extranjero) que se la juega a la guerra y estimar una cultura pero expresarla en su propia lengua?
Supongo que lo mismo que dirían los jovencitos mexicanos de la generación jackass si se les preguntaran por Isis o Interpuesto o Blue Boys o Rockdrigo –si ni siquiera el gran gurú del periodismo musical y la crónica urbana en su país, Juan Villoro, los menciona en su libro Tiempo transcurrido (Crónicas imaginarias), igual que Manolo Bellon en El ABC del Rock al hablar de los New York Dolls omite al integrante de origen colombiano que tuvo la mítica banda que aquí muy pocos conocemos.
Supongo que lo mismo si se le pregunta, otra vez, a un adolescente argentino por Sabú –que nadie confundirá con Paul Sabu, pues nadie sabe quién diablos es Paul Sabu…
Lo mismo. Todos responderían lo mismo: NADA. Ya que nada sabrían.
Eso, parece, únicamente es asunto de quienes se esfuerzan por recuperar y dar a conocer la historia del rock colombiano o hispanoamericano en programas de radio de Bogotá y yo que comparto estas líneas con improbables lectores, sabiendo por anticipado cuál será la respuesta pese a mi fallido intento y su pérdida de tiempo leyendo…
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[1] Algunos de sus éxitos como compositor incluyen «I hate myself for loving you» de Joan Jett, «Living on a prayer» y «You give love a bad name» de Bon Jovi, «Dude (Looks like a lady)», «Angel», «What it takes» y «Crazy» de Aerosmith y «I was made for loving you» de Kiss. Ha sido reconocido por su trabajo como compositor y productor con bandas y solistas tan importantes como Scorpions, Alice Cooper, Vince Neil, The Rasmus, Cher, Michael Bolton, Cyndi Lauper, Ricky Martin, Robbie Williams, Bonnie Tyler, Roxette, INXS, Meat Loaf (en el álbum Bat Out of Hell III: The Monster is Loose), Dream Theater (en el disco Falling into Infinity) y otros.

sábado, 23 de enero de 2010

EL PRECIO

 
Oh it’ the price we gotta pay
and all the games we gotta play
makes me wonder if it's worth it to carry on
‘cause it’s a game we gotta lose,
though it’s a life we gotta choose
and the price is our own life until it's done.

Oh este es el precio que tenemos que pagar y todos los juegos que tenemos que librar;me pregunto si vale la pena persistir porque es un juego que tenemos que perder, aunque es una vida que tenemos para elegir y el precio es nuestra propia vida, hasta que se realiza.
Nos encontramos como solíamos en el centro de Bogotá y fuimos en busca de un lugar donde tomar algo, charlar, besarnos, etc. Entramos en un bar cerca al Chorro de Quevedo donde ponían ese viejo hard rock de los 80, que a mí tanto me gusta. Lo raro era que cuando estaba con ella y escuchaba esa música sufría una extraña sensación. Me daba nostalgia por el pasado y un anhelo de estar con alguien que fuera del mismo gusto, amigos o una de esas alocadas chicas rockeras que había conocido. Además no me sentaba bien que mi novia estuviese allí soportando algo que no le gustaba ni le interesaba mientras a mí me apasionaba, era injusto con ella y conmigo… En fin.
El caso es que sonó una canción de Twisted Sister y le conté emocionado la historia de la banda y la canción, sin que ella pusiera mucho cuidado. Le dije que Twisted Sister se formó en 1973 pero apenas hasta 1981 logró su primer contrato discográfico y en 1982 publicó su primer álbum Under the blade –Bajo la navaja–, para firmar con el sello Atlantic al año siguiente, cuando salió al mercado You can´t stop rock n’ roll –No puedes detener el rock n’ rol– y en 1984 el exitoso Stay hungry –Permanece hambriento–, que entiendo como Quédate con ganas. Luego de un par de álbumes más, el grupo se desbandó, hacia 1987.
En 1992 salió Big hits and nasty cuts: The best of Twisted Sister. La banda siempre tuvo fama de ser una pandilla de rockeros viciosos y calaveras en permanente juerga desbordada, con complejo de Peter Pan –tenían un tema llamado «I’ll never grow up» (Nunca creceré), eran como eternos adolescentes rebeldes que se toman a saco el salón de clase, arruinan la cena familiar, o se pasean revoltosos en sus motocicletas yendo de bares, buscando pleito a los niños guapos y buenos, y quedándose con sus chicas a pesar de ser tan feos.
Eran sujetos obscenos de pinta estrafalaria, especialmente por su grotesco travestismo al mejor estilo de los herederos de New York Dolls –la escandalosa banda glam americana, considerada precursora del punk por su actitud, manejada por Malcolm MacLaren (el mismo creador de la agresiva y famosa imagen de los Sex Pistols), en la que estuvo Billy Murcia, baterista colombiano que murió por sobredosis en 1972 y fue sustituido por Jerry Nolan, que más adelante haría parte de los Heartbreakers de Johnny Thunders, guitarrista de los Dolls, ambos también fallecidos debido a las drogas.
También fueron reconocidos por sus hilarantes videos, como los de sus himnos «We’re not gonna take it» y «I wanna rock» o «Bad boys of rock n’ roll», al lado de Alice Cooper, divertidas parodias transcurridas en la preparatoria que les valieron la persecución del PMRC, el comité de padres para el control moral estadounidense.
Sin embargo en el video de «The price», Dee Snider, Eddie Ojeda, Mark ‘El Animal’ Mendoza, Jay Jay French y A. J. Pero dejan de lado sus estrambóticas vestimentas, su extravagante maquillaje, sus monerías pendencieras y todos sus disparates para dar paso a una postura seria, una indumentaria sobria y una reflexión sensata sobre el largo camino que debieron recorrer para conseguir aquello que querían y el precio que debieron pagar…
De pronto al terminar mi parloteo, descubrí algo. Tuve una certeza indefectible: me di cuenta que ella y yo no íbamos a tener un futuro juntos… Era tan claro, tan indiscutible que no sólo no me atreví a mencionarlo sino que intenté ni siquiera pensarlo. Igual, una tristeza inmensa me abatió, como una de esas gigantescas nubes que, si se le posa encima, proyecta una sombra casi fatal sobre uno… Aturdido supe que un día ella se iría para seguir su camino (entonces no parecía tener tales planes) o yo la dejaría para encontrar una chica que cantara conmigo las mismas viejas canciones (entonces ignoraba que no existe)… Pasó lo primero, lo otro ya había pasado antes quizá…
Tiempo después de que la que consideraba la mujer de mi vida se había ido, escuché esa canción y lloré y lloré. Felizmente, no se notaba porque llovía…
Siempre quise estar con esa chica y lo logré: estuve, estuvimos juntos y fue hermoso y horroroso y duró tanto que pareció que fue sólo un instante y lo malo es que afortunadamente todo aquel sentimiento se quedará conmigo para siempre.
Esa canción de Twisted Sister habla del precio que en la vida hay que pagar cuando uno quiere algo… y yo que nunca he sido bueno con eso de las contribuciones y no estuve dispuesto a lo que debería estar, lo lamento. Eso para nada mella el amor que llegué a sentir, es sólo que algunos, muy pocos menos mal, tenemos esa estúpida forma de querer… No diré que no le di a ella lo que merecía (lo bueno) porque le di todo cuanto podía…
Bueno, ya nada importa y quizá nunca ha importado ni importará. Es todo lo que puedo decir y diré en mi defensa, a quien sea, por la razón que sea…
Dejando el melodrama de lado, sólo quería decir que siempre que escucho «The price» cuento esta misma historia. Y experimento la misma sensación, una y otra vez.
Al final lo único que me queda es una canción.