sábado, 25 de junio de 2011

ATTACK OF THE KILLER B’S


Attack of the Killer B’s es un álbum de compilación de lados B, cóvers y canciones raras de la banda neoyorkina de thrash metal Anthrax; precisamente el título alude a los lados B de sencillos publicados con anterioridad… en inglés, la pronunciación de la letra B es igual que la palabra abeja y de allí el juego del título y el diseño de la carátula del disco, lanzado un 25 de junio de 1991 por Megaforce Worldwide/Island Entertainment y producido por la propia banda.
El álbum comienza con «Milk (Ode to Billy)», una de las dos canciones incluidas en el disco que fueron grabadas originalmente por S.O.D. –Stormtroopers Of Death–, un proyecto paralelo de Scott Ian –guitarrista rítmico– y Charlie Benante –baterista– (ambos de Anthrax) con el entonces bajista Dan Lilker y el vocalista Billy Milano: el Billy al que se refieren en el título.
Era divertido ver a los metaleros haciendo moshing (el pogo propio del thrash metal, en el que los espectadores de un concierto de este subgénero dan saltos y vueltas, empujándose unos a otros, al ritmo de la frenética música) mientras se oía:
I want some milk!
My coffee grows cold
I want some milk!
I should’ve been told
La letra habla de que al despertar alguien quiere cereal y al abrir la nevera descubre que no hay leche… ¡Quiero un poco de leche! Mi café se enfría y los thrashers dándose golpes, haciendo remolinos con los brazos, asestando puños y empellones a quien se atravesara, ja, ja, ja…
«Chromatic Death», el otro tema de este par, dura poco más de 40 segundos, como era costumbre de Stormtroopers Of Death.
La canción insigne de este disco es un remake de «Bring the Noise». Junto con «Walk This Way», en la que Run DMC se unía a Aerosmith (en 1986), «Bring the Noise» (de 1987), fue una de las primeras colaboraciones entre heavy metal y rap, en este caso entre Anthrax y Public Enemy (Joey Belladona, vocalista, y Dan Spitz, guitarra principal, además colaboraron con UTFO en una canción llamada «Lethal» en 1987).
Las dos canciones en vivo que se incluyen: «Keep It In The Family» y «Belly Of The Beast» fueron grabadas en el tour del álbum Persistence of Time de 1990.
«Startin’ Up A Posse» era una canción que atacaba al PMRC[1]. Por supuesto del álbum se lanzaron dos versiones, una no censurada con las groserías explícitas y esta canción y otra censurada sin la canción y en la que se cambian las groserías por un zumbido –supuestamente de abeja–, aunque sonaba más parecido a un pedo.
«Protest and Survive» es un cóver de Discharge, banda británica de hardcore punk. En este tema, como en el anterior y el siguiente –en el que también canta el baterista–, la voz principal es de Scott Ian.
El álbum incluye también un remix de «I’m the Man»[2] y tres canciones del EP Penikufesin[3]: «Parasite» (cóver de Kiss), «Pipeline» (un surf rock instrumental, original de los Chantays) y «Sects» (cóver de los franceses Trust).
La canción «N.F.B. (Dallabnikufesin)»[4] se proponía mostrar a ritmo de country el desdén de la banda por las power ballads que estaban muy de moda en la escena del metal comercial en el momento. Extrañamente es el baterista quien toca la guitarra acústica de 12 cuerdas.
Scott Ian hace la segunda voz de «Bring the Noise» y es, como siempre, el que le imprime ese sello característico de mezcla de metal y rap dentro de la cultura del skateboarding, con la complicidad del bajista Frank Bello y el baterista Charlie Benante, quien también utiliza samples y programación de baterías.
__________________________
[1] Comité estadounidense formado por las esposas de varios diputados, cuya misión era educar a los padres sobre modas alarmantes en la música popular o, en otras palabras, censurar todo lo que consideraran inmoral. 
[2] «I’m the Man» está considerada como una de las primeras canciones de rap metal, es una especie de parodia de los Beastie Boys, el riff de guitarra se basa en la melodía de la canción popular judía «Hava Nagila» (los guitarristas Scott Ian y Dan Spitz, así como los Beastie Boys, son judíos). Apareció en triple versión (una censurada, otra no y en vivo) en un EP de 1987, que incluía un cóver de «Sabbath Bloody Sabbath» de Black Sabbath; al final del cual suena el comienzo de «Sweet Leaf», otra canción de la banda británica. También había dos de sus temas más populares de la primera época en vivo: «Caught in a Mosh» y «I Am the Law».
[3] El EP Penikufesin de 1989 –que salió sólo en Europa y Japón–, resultante de las sesiones de grabación del álbum State of Euphotia, incluye los temas «Now It’s Dark» (del álbum), una versión en francés de la canción de Trust «Antisocial» (cuya versión en inglés está en el álbum), «Friggin’ In The Riggin», canción tradicional que hicieron famosa los Sex Pistols, de quienes ya habían grabado otro cóver, «God Save the Queen», en el EP Armed and Dangerous de 1985, concebida como una broma vulgar con partes adicionales en la letra compuestas por Anthrax, y los 3 temas que se repiten en Attack of the Killer B’s. Penikufesin es nise [nice] fukin’ [fucking] EP al revés y retoma el truco usado en la canción «Efilnikufesin (NFL)» (nise [nice] fukin’ [fucking] life), que apareció en el álbum de 1987 Among the Living.
[4] Aquí se usa el recurso propio por el cual «N.F.B. (Dallabnikufesin)» es nise [nice] fukin’ [fucking] ballad.

sábado, 18 de junio de 2011

LA PALABRA CON F

Los tres éramos amigos. O bien, éramos un amigo, su novia y yo; o una chica, su novio y el amigo; o un tipo, la novia y el amigo; o como quiera que fuera.
Estábamos en el apartamento de él. En realidad era de sus padres, pero casi nunca se les veía: sólo estaban los fines de semana y en las noches, cuando nadie más parte de mi amigo y su novia se encontraban allí. Entre semana, solíamos reunirnos los tres a pasar la tarde, a veces había más gente: amigas y amigos de alguno de ellos. Querían verme con alguna chica, pues no tenía novia. En la noche se acababa la reunión, los que estuviéramos –generalmente sólo yo– les dábamos un momento de intimidad antes de que los padres rondaran por allí y la chica se fuera. Yo me la pasaba muy bien por la buena compañía: ambos me caían muy bien y por la excelente colección de discos (vinilos y compactos) y videos (en formato VHS y algún DVD) de mi amigo. La chica, obvio, me gustaba y, claro, yo nunca lo decía. Sentir eso era como una clase de pecado para mí. Aunque creo que ella se daba cuenta y mi amigo lo sospechaba pero parecía no importarle, tan seguro estaba del sentimiento de ella por él.
Lo cierto es que aquella tarde mi amigo salió a comprar algo… Se rumoraba que tenía otra y al parecer ése era verdadero motivo de su ausencia que se prolongó bastante.
Al principio estuve oyendo rock y charlando con la chica sin prestarle mucha atención.
¿Quieres tomar algo? me preguntó.
Sí, estaría bien, hace calor en este cuarto.
—¿Qué quieres?
—A ti —Se quedó mirándome sorprendida— A ti… ¿qué te provoca? —disimulé mi imprudencia—,lo que sea estaría igualmente bien para mí.
—¿Cerveza fría?
—Eso es perfecto —dije aliviado.
Uff. No podían dejarme media hora a solas con la novia de un amigo porque ya empezaba a cagarla.
Regresó con un six pack de Miller sacado de la nevera. A los tres nos gustaba la Miller, el Jack (Daniel’s) y el hard rock de los 80. Seguimos charlando amenamente mientras bebíamos pero yo casi no podía evitar devorarla con la mirada y difícilmente controlaba mis deseos de tíramele encima y dar rienda suelta a una pasión desenfrenada como en esas películas calientes que pasaban después de medianoche los fines de semana en la televisión por cable. Así que me puse a mirar a otro lado. Repasé una desordenada pila de discos arrumados en un rincón. Uno atrajo mi atención.
FUCK —dije.
La chica se quedó viéndome con cierto asombro y dejó escapar una pícara sonrisa. Le expliqué que me refería al For Unlawful Carnal Knowledge de Van Halen que acababa de descubrir en el montoncito de discos mal apilados.
For Unlawful Carnal Knowledgefue el noveno álbum de aquella banda estadounidense, publicado en junio de 1991. Fue número 1 en la lista de ventas de Billboard y ganó el premio Grammy a mejor grabación de hard rock de ese año.
El título lo propuso su cantante, Sammy Hagar, como una manera de mostrar lo que es la censura, llamando al disco con una vulgaridad.
Seguramente disuadidos por impacto que produciría el uso de la palabra con F, la banda se decidió por el acrónimo For Unlawful Carnal Knowledge, cuyo origen, según las investigaciones, sólo comenzó a partir de los 60 –una época de liberación de tabúes tradicionales–; de manera que era falsa la supuesta etimología de la palabra fuck, durante otra época, como la de los puritanos, en la que a las personas encerradas por cometer adulterio, caracterizado con las palabras For Unlawful Carnal Knowledge (por conocimiento carnal ilícito), por falta de espacio se les ponía en la celda la sigla F.U.C.K., como la letra escarlata de la novela de Hawthorne, esa A de adulterio –únicamente en la versión en español del libro de Sue Grafton, porque en su original en inglés esA is for Alibi (lo que sería C por coartada), pero había que adaptarla.
También se ha dicho que la sigla se originó como una notación de diagnóstico médico a los soldados del ejército imperial británico cuando contraían una enfermedad venérea y se escribía en los documentos la abreviatura F.U.C.K., para Found Under Carnal Knowledge, algo así como (padecimiento) adquirido durante conocimiento carnal.
Otro origen se ubicaba en el siglo XV, cuando las parejas casadas tenían que tener permiso del rey para procrear y con la sigla se designaba Fornication Under Consent of the King (fornicación bajo el consentimiento del rey) o Fornication Upon Command of the King (fornicación bajo mandato del rey).
Le conté todo eso a ella mientras tomaba el disco y lo ponía a sonar. Y por estar hablando me distraje y no atendí la música que sonaba ni esa especie de señales que la chica emitía o que de repente me pareció detectar cuando volví a poner la primera canción para resarcir mi descuido.
El sonido del taladro que Eddie Van Halen usa en su guitarra y el videoclip de «Poundcake» que la chica también había visto y de los cuales hablamos, fueron lo suficientemente sugestivos, además del título del álbum, para precipitarnos en nuestro propio conocimiento carnal ilícito: ella en su adulterio y yo en mi traición.
En el video una mujer espera turno para una audición fuera de un camerino, dentro hay nudistas, al ver por un agujero se da cuenta de lo que hacen y huye espantada cuando ve a una con un largo taladro.
Con los dos siguientes temas, casi 10 minutos, nos besamos y acariciamos mientras nos desvestíamos y tratábamos de acompasarnos al frenesí de «Judgement Day» y al punch de «Spanked» que comienza con la guitarra sonando como un zumbido. A la pregunta ¿a quién vas a llamar cuando necesites cierto afecto?, diría que a nadie, ya tenía quién y no necesitaba llamar a una línea de amorcomo los chicos malos.
Durante «Runaround» me detuve, un amenazante sentimiento de culpa me cohibía, eso y el temor de ser pescado infraganti donde mi amigo y con su chica. Sin embargo, el sonido de la batería de Alex Van Halen en «Pleasure Dome» me hizo sentir –como canta Hagar–, perdido, ¡perdido!, en mi propia cúpula de placer.
Y después del solo del siguiente tema, el extenso «In ‘n’ Out», ya estaba resuelto, gracias a las palabras del vocalista, que canta: …todo depende de cómo lo veas, es un desperdicio o una oportunidad, y yo había decido arriesgarme. Mientras Sammy entonaba Ah, ah, ah-ah y Eddie y Michael Anthony, el bajista, coreaban In ‘n’ out… yo, que conservaba mi ropa interior, frotaba el cuerpo de aquella chica, completamente desnuda, con el mío.
Ni hablar de lo que hacíamos cuando sonó«Man on a Mission» y Hagar cantaba:
Yeah! She got! She got! Me hot. Uh!
Al contrario que al principio, ahora yo era un hombre con una misión, completamente concentrado, menos palabras y más acción, sin distracción
El asunto en sí duró los 4 minutos de «The Dream Is Over», los 36 y ½ anteriores habían sido de juego preliminar y luego, por supuesto el sueño había terminado.
«Right Now», la estupenda canción que comienza con el piano tocado por Eddie y en cuyo video musical aparecen letreros con frases como: en este momento la gente está teniendo sexo sin protección o en este momento alguien tiene una idea equivocada o en este momento es más difícil de lo que parece o en este momento no hay curaque debieron acudir a mi mente entonces, no lo hicieron, porque no la escuché en ese mismo instante sino luego; igual que «316», el tema instrumental dedicado por Eddie a su hijo en su cumpleaños y «Top of the World», que tiene el mismo riff de guitarra que «Jump», el éxito de la banda de 1984 –al año y el álbum– y cuenta con Steve Lukather, el guitarrista de Toto, como invitado en los coros.
Ese disco de alusiones sexuales y letras que hablan de un crítico estado de las cosas y un momento de cambio, definitivamente me llevó a actuar.
Cuando mi amigo regresó de efectuar su infidelidad–como luego supe–, no halló el álbum ni a su novia.
Ninguno de los tres volvimos a vernos o hablarnos. Me enteraría sobre ellos por boca de otros. La ley del karma hizo que vendiera el disco robado para obtener dinero que necesitaba con urgencia para pasar la noche con una chica que terminó enredada con un amigo.
¿Vale la pena perder un amigo por un disco y una chica?
No lo sé, en mi caso lo valió por FUCK, el For Unlawful Carnal Knowledge de Van Halen y practicar la palabra con F con su novia.

sábado, 11 de junio de 2011

UN DISCO Y UN AMIGO DE HACE 20 AÑOS


El segundo álbum de la banda de hard rock estadounidense Skid Row, Slave to the Grind fue lanzado al mercado el 11 de junio de 1991, hace exactamente 20 años.
En poco tiempo estuvo en las tiendas de discos de todo el mundo. Y por supuesto apenas llegó a nuestro país, mi amigo Josué Dardo –entonces un fanático de esa música, como yo–, lo compró inmediatamente. Ya el primer sencillo, «Monkey Business», sonaba en radio y su video rotaba en televisión; y en las revistas de rock figuraban las fotografías de la banda.
Es decir, toda esa maquinaria del mercado, que pareciera las letras de algunas de las canciones y la intención general del disco cuestionan, estaba en marcha y los rockeros como esclavos del sistema mercantil acudíamos en masa a consumir ciegamente.
Saciábamos nuestra gula de rebeldía con letras de canciones que hablaban sobre la crisis de la vida moderna… una vida que era como un espectáculo o un negocio, una vida de relaciones humanas psicóticas, en la que la autoridad, la política y la religión determinaban el comportamiento de los esclavos: monitos con fez marroquí que tocaban los platillos como si les dieran cuerda.
En todo caso, podría decirse que las letras eran muchas más elaboradas que las de su álbum predecesor y el primero en la carrera discográfica de la banda, el epónimo Skid Row de 1989. «Get the Fuck Out», una canción decididamente provocadora, por el contenido explícito de su título fue removida de algunas versiones del disco.
Tanto ese primer sencillo como la canción homónima del álbum eran temas contundentes, que mostraban el cambio en la banda hacia un sonido más pesado… Eso era lo que uno percibía al oír el disco en su totalidad como pude hacerlo tan pronto como Josué lo tuvo y me invitó a su casa para escucharlo.
Aparte de los dos primeros temas, me gustaba «Psycho Love», porque estaba muy en sintonía con el otro par de canciones y, claro, porque el video musical ayudaba mucho a mejorar la impresión.
También me fascinaban las 3 baladas del disco: «Quicksand Jesus», «In a Darkened Room» y, sobre todo, «Wasted Time», que abordaba el tema de la adicción a las drogas, desde una conmovedora perspectiva.
Otra cosa que atraía, definitivamente, era el diseño de la portada, obra de David Bierk, el padre de Sebastian Bach* quien pintó la imagen que se extendía a lo largo y ancho del booklet cuando se desplegaba. Se trataba de una suerte de pastiche de El entierro de Santa Lucía de Caravaggio, donde conviven personajes antiguos con otros pertenecientes a la actualidad, entre ellos uno que semeja a John F. Kennedy.
A los dos nos encantó ese disco, desde el arte de la cubierta hasta la destreza que mostraban estos nuevos Skid Row: Sebastian Bach en la potencia de su aguda voz, Dave Sabo y Scotti Hill en los duelos de guitarra y Rachel Bolan y Rob Affuso en solidez de la base rítmica. Parecía el primer paso hacia algo que se perfiló bien al año siguiente, 1992, con el EP de cóvers B-Side Ourselves y alcanzó nuevos horizontes con Subhuman Race, álbum de 1994, pero que pronto se disolvió con la salida de Rob Affuso y Sebastian Bach.
Casi al mismo tiempo Josué y yo dejaríamos de vernos frecuentemente, separados por la distancia y las distintas carreras que seguíamos, hasta que al final nos perderíamos la pista.
Hoy, vuelvo a escuchar Slave to the Grind y mi impresión permanece casi intacta, como los buenos recuerdos de mi amigo Josué Dardo, a quien no he vuelto a ver.

________________________
*Sebastian proviene de una familia canadiense de artistas, entre cuyos padres y hermanos hay actrices, pintores, fotógrafos y también un jugador de hockey.