martes, 17 de enero de 2012

Discos de 1991

En 1991 fueron publicados dos discos de un par de leyendas vivientes: el llamado príncipe de las tinieblas, así se titularía su box set de 2005: Prince of Darkness, igual que la película de terror de John Carpenter de 1987 en la que interpretó a un psicópata callejero –así fue acreditado–, el otro cantante a quien me refiero, el padre –abuelo ya– del shock rock o rock siniestro, como le dicen en español. Hablo de Ozzy Osbourne y Alice Cooper, por entonces cuarentones –ambos nacieron en 1948–, quienes comenzaban una nueva década con sendas producciones.
Hey Stoopid de Alice Cooper es un álbum precedido de Trash (1989), a través del cual se dio a conocer ante una nueva generación de seguidores que desconocíamos su obra anterior, cuando a finales de los 60 era una banda y no el solista vestido de cuero, con nombre de mujer y el maquillaje de los ojos corrido, que había empezado a figurar así desde la segunda mitad de los 80. El disco contaba con un buen número de invitados como los más importantes guitarristas de la época: Joe Satriani –en 5 canciones–, Steve Vai, Vinnie Moore –en 2 temas–, Slash y Mick Mars, quien hacía una buena interpretación en la balada «Die for You» –que tenía un aire del Alice Cooper de antaño–; su compañero de la banda Mötley Crüe, el bajista Nikki Sixx, tocaba en «Feed My Frankenstein», que se incluiría en la banda sonora de la película de 1992 Wayne’s World, y el mismísimo Ozzy Osbourne hacía coros en la canción titular del álbum: «Hey Stoopid», que se recordara por su videoclip de la montaña rusa surrealista y habla de no tomar decisiones precipitadamente como suelen hacer los adolescentes… Allí estaban los sermones del hijo de un predicador que habría de convertirse en cristiano luego de decir por décadas que su nombre se debía a una bruja que lo había poseído.
Hay un buen balance entre canciones propias del hard rock como «Snakebite», «Hurricane Years»,«Little by Little» o «Dirty Dreams» y power ballads como «Love’s a Loaded Gun» –con su videoclip de ambiente de novela negra–, «Burning Our Bed», «Dangerous Tonight», «Might As Well Be On Mars» y «Wind-Up Toy», en que se retoma al personaje Steven después de más de 15 años, cuando apareciera en el álbum de 1975 Welcome to My Nightmare, la canción termina con la voz de una niña llamando tenue pero espeluznante: Steven
No More Tears, el álbum de Ozzy Osbourne, también tiene una canción homónima, que aparte de ser muy buena composición tuvo el plus de un gran videoclip en el que una chica estaba a punto de ahogarse en sus propias lágrimas como Alicia en el País de las Maravillas.
Fue la segunda aparición discográfica y la consagración del guitarrista Zakk Wylde. El baterista Randy Castillo –fallecido en 2002– y el bajista Bob Daisley –aunque en los videos figurara Mike Inez, ex-Alice In Chains– completan la alineación, apoyados por John Sinclair en los teclados.
El disco comienza con«Mr. Tinkertrain, canción sobre un pedófilo. «I Don’t Want to Change the World»y «Desire» tienen mucho del Ozzy anterior, mientras «S.I.N.», «Zombie Stomp»–con intro de percusiones alusivas al asunto de la letra–, «A.V.H.» –con intro acústico sureño– presentan el sonido que vendría de ahí en adelante. «Mama, I’m Coming Home», «Time After Time» y «Road to Nowhere» son ponderosas baladas que valen oro. El videoclip de la primera fue dirigido por Samuel Bayer, el mismo que hizo el de «Smells Like Teen Spirit» y algo de la atmósfera de uno se trasunta en el otro. Lemmy Kilmister de Motörhead co-escribió 4 canciones, la más importante «Hellraiser», que habría de grabar con su banda al año siguiente.

viernes, 13 de enero de 2012

Discos de 1991

Aunque hubo muchos, me parece que Arise, cuarto álbum de Sepultura, fue un disco esencial del metal pesado en el año que salió: 1991. Lanzado bajo el sello Roadrunner Records, contaba con la célebre alineación, incluyendo a los fundadores de la banda proveniente de Brasil más importante del metal: los hermanos Max e Igor Cavalera, en las voces y la guitarra rítmica y en la batería respectivamente, junto al guitarrista Andreas Kisser y al bajista Paulo Jr.
La crítica lo recibió bien y los fanáticos lo adoraron desde el principio. En nuestro país fue una gran influencia para los grupos de la época, «Dead Embryonic Cells» habría de ser en los siguientes años parte del repertorio de cóvers de un buen número de bandas nacionales.
Muchos conocimos «Orgasmatron», original de Motörhead, gracias a la versión incluida en este disco de Sepultura. Otros temas por sí mismos eran suficientes para acreditar la excelencia del álbum, por ejemplo el epónimo «Arise», un comienzo perfecto; «Desperate Cry» con su introito acústico y «Under Siege (Regnum Irae)», prácticamente un himno de este tipo de música.
Mi hermano mayor lo compró en cassette, traía un friso plegable con las letras, fotos y un fondo rojo que contrastaba apropiadamente con la imagen de la carátula, una ilustración fantástica de Michael Whelan.
Fue un disco que perfiló un nuevo sonido –experimental– para la agrupación, más allá del tradicional thrash death metal de sus trabajos inmediatamente anteriores. La percusión y los sonidos tribales del intro de «Altered State», que luego tenía unos riffs cercanos al metal industrial que se realizaba en el momento, son un ejemplo de esto.

miércoles, 11 de enero de 2012

Discos de 1991

Pocket Full of Kryptonite fue el álbum debut de los Spin Doctors, una banda de rock alternativo de Nueva York, que gracias a este disco lanzado en agosto de 1991 tuvo bastante éxito: alcanzó el # 1 en Billboard, fue el álbum más vendido de la agrupación, certificado con platino, y dio a conocer dos de sus canciones memorables: «Two Princes» y «Little Miss Can’t Be Wrong».
El título del álbum es una referencia a la kryptonita, sustancia capaz de anular los poderes de Superman. La expresión fue sacada de la primera canción del álbum, «Jimmy Olsen’s Blues», en la que se supone habla Olsen, atraído por Luisa Lane y celoso de Superman, quien dice que «como está compitiendo con el hombre de acero, tiene un bolsillo lleno de kriptonita»… La portada, que muestra una cabina telefónica, alude a Clark Kent que con frecuencia se escabullía a la más cercana para convertirse en Superman.
Recuerdo lo curioso que me parecía que el bajista negro se apellidara White, su nombre es Mark, y que tal vez debido a él –y otros por el estilo– el look neo-hippie de Chris Barron se impuso por la época: la barba y el pelo desaliñados, el gorrito andino como el de Manu Chao o John Frusciante en el video de «Under the Bridge», los sacos de lana, las bufandas, los pantalones de tela de hamaca, en fin, toda esa vestimenta que todavía usan los artesanos y mochileros…
* * *
También me viene a la memoria la canción «What Time Is It?»… Una chica con la que salía tenía Pocket Full of Kryptonite en cassette y le fascinaba, se sabía la letra de todas las canciones, y me invitaba a pasar la noche con ella: vivía en casa de una tía porque venía de otra ciudad a estudiar. En las noches me metía en su alcoba a hurtadillas y hacíamos el amor sin hacer ruido para que no se notara mi presencia, se suponía que me había ido. Pero era imposible contener los gemidos, así que ella ponía a sonar a los Spin Doctors una y otra vez hasta la madrugada. Yo me dormía y despertaba con la voz cantando It’s not late, naw, nawJust early, early, early… muy apropiado, por cierto, pues debía irme antes de que su tía se levantara. Y es que esa canción era la favorita de la chica y a ella le gustaba oírla muchas veces, a ella le gustaba repetir sus cosas predilectas, lo cual era ciertamente desgastante para mí.
Años después al ver el comercial de Movistar en el que usan «Two Princes», como antes había usado «Walking on Sunshine» de Katrina and the Waves y «You Get What You Give» de los New Radicals no puedo evitar sentir nostalgia por aquellos tiempos.

martes, 10 de enero de 2012

Discos de 1991

Sailing the Seas of Cheese fue el segundo álbum en estudio y el tercero en su discografía –el debut fue en vivo– de Primus, la banda que supo fusionar rock y funk con sonidos eminentemente experimentales, siendo un power trío, y especialmente gracias a la habilidad musical del bajista y cantante Les Claypool, con el apropiado complemento del guitarrista Larry LaLonde y el baterista Tim Alexander –los tres además de sus instrumentos nominales tocaban contrabajo, amén del bajo sin trastes, clarinete, mandolina, banjo, diversas percusiones y otros tantos.
El disco lanzado en mayo de 1991 tiene canciones anteriores, y es con el que Primus consolida su popularidad, incluidas sus ventas. Como siempre el humor, la sátira y la parodia están muy presentes, buen ejemplo de esto fueron los sencillos «Jerry was a Racer Car Driver» –con un divertido video en el que Lalonde pasa en una patineta derribándole a un tipo los nachos que ha comprado y el queso queda derramado en la calle, al final hay un zoom sobre ese queso y se ve una animación con plastilina de las distintas criaturas que aparecen en la carátula del álbum, como el título, navegando en un mar de queso… y «Tommy the Cat», en el que Tom Waits hace la voz del personaje.

miércoles, 4 de enero de 2012

SOMBRAS, VUELVEN DEL PASADO


La primera vez que supe de la banda de hard rock estadounidense Cinderella, fue en el periódico: anunciaban que iba a venir a Colombia en el año 88 u 89, decía algo así como que «la banda heavy metal de Filadelfia anunció la posibilidad de visitar nuestro país» y una foto de la mencionada agrupación. Pasarían muchos años –décadas enteras– para que eso sucediera. El caso es que yo fui corriendo a decirle a un amigo del colegio al que le gustaba «esa música de los mechudos que parecen viejas –o sea chicas, en Colombia–» que iba a tocar aquí «el grupo, ése, gringo que a ud. le gusta».
—¿Cuál?
—La banda heavy metal —repetí como en el informe de prensa.
—Sí, sí… pero cuál.
—Pues «la banda heavy metal»… ¿cuál más? —dije algo fastidiado, más conmigo mismo que con mi amigo.
—Hay miles de bandas de heavy metal… ¿cuál de ésas es la que va a venir?
—Pues… ¿cómo así? —reflexioné— ¿o sea que heavy metal no es una banda? —pregunté innecesariamente, comprendiendo el error por mi propia cuenta y tratando de rectificar.
—Claro que no, heavy metal es un estilo musical.
No era exacta su respuesta pero me orientó. No volví a cagarla diciendo que heavy metal era una banda, así como años después todo el mundo, hasta en el periódico, la cagaría diciendo «música metálica». 
Pero, bueno, yo venía de «Sufre, mamón, devuélveme a mi chica», «Y sale de mí un agüita amarilla cálida y tibia» y «Nene, nene, ¿qué vas a ser cuando seas grande?»…
Además ese tipo de cosas nunca dejarán de pasar, por lo menos a mí. La primera vez que oí a alguien decirme: «Nos vemos en el Messenger», creí que era un lugar. Claro el error en primera instancia fue suyo, debió haber dicho «Hablamos por el Messenger» o algo así.
La primera vez que oí a Kraken, volví a cagarla. Por suerte fue con el mismo amigo de antes y no en público. Luego de oír «No me hables de amor» corrí a decirle cuánto me gustó la canción y sobre todo «la voz de esa vieja».
Me miró de nuevo como al imbécil que yo era y me explicó que Elkin Ramírez, el cantante de la agrupación de Medellín, no era «ninguna vieja».
Tenía mucho que aprender, estaba claro. Y lo aprendí… creo.
Como sea, hay cantantes que tienen voz que parece de mujer. Y si uno escucha de manera desprevenida una letra en la que quien dice las palabras pertenece al género masculino, uno se desconcierta… como ocurría por ejemplo con algunas canciones de Aterciopelados, cuyas letras escribía Héctor Buitrago y cantaba Andrea Echeverri. Pero eso no incomoda a nadie, en cambio si la cosa es al revés, en esta sociedad que sigue siendo tan machista, la cosa resulta disonante.
Por una vez espero
ya no cometer el mismo error
que me ha causado tanto daño.
Estoy cansada de llorar
estoy cansada de esperar
de ser la tonta que se entrega
y no recibe nada.
Soy prisionera de la oscuridad
vivo atrapada entre las sombras
de fantasmas que regresan del ayer…
cantaba yo «Sombras», de Hangar 27. Una chica que me acompañaba se burlaba, como cuestionando mi orientación sexual, ignorando lo lejos que estoy de defenderla con discursos de virilidad estereotipada o de justificarme apelando a la nueva retórica incluyente o expansiva. Sé que no soy marica y eso me basta… total, a ella no tendré oportunidad de demostrárselo jamás: soy sólo su amigo sin derechos.   
Le expliqué que el punto de vista es femenino, aunque la letra hubiese sido escrita por Iván Sotomayor, pues estaba destinada a ser cantada por Rosa Paula Cassandro, la vocalista de la banda bogotana, ya extinta y que tuvo resonancia en su época: hace 20 años, mucho antes de que la chica aquella siquiera estuviese en los planes de sus padres.
Le conté a la chica que Hangar 27 fue una de mis bandas colombianas favoritas y que, por supuesto, tengo su disco ¡en vinilo!, cuyo Lado A comienza precisamente con «Sombras», que tuvo un videoclip que rotó en la televisión nacional, y tiene una canción que habla de la primera invasión de Estados Unidos a Irak, a comienzos de los 90. El Lado B incluía una canción con letra de Rosa Paula, «Fue fugaz»; un tema típico del género, «Sexo y rock ‘n roll», y la canción «¿Y qué del amor?», versión de «What About Love» de la agrupación Heart, liderada por la hermanas Wilson. El disco salió por el sello Sonolux y además de la cantante y Sotomayor en los teclados, estaban: Diego Acevedo en las guitarras, Williams (sic) Mejía en el bajo y César Restrepo en la batería.
Le confesé a la chica que no tenía en qué poner el disco, hace años necesito conseguir un buen tornamesa, y que seguramente ella jamás conocería el LP porque nunca iría a mi casa. Seguí cantando:
Sombras, a mi alrededor
Sombras, vuelven del pasado
Sombras que me van cubriendo
y por todas partes veo… Sombras…

miércoles, 5 de octubre de 2011

SCREW IT!


Hace ya 20 años, un 1 de octubre de 1991, fue lanzado por Epic Records Screw It!, el segundo álbum de larga duración de Danger Danger, la banda estadounidense de glam metal, formada el año de 1987 en Queens, Nueva York.
A pesar de disfrutar de cierto éxito en EE.UU. con su álbum debut, la banda a lo largo de su existencia habría de enfrentar problemas legales y cambios de alineación.
El álbum fue grabado en los estudios New River en Fort Lauderdale (Florida), el mismo sitio donde la banda Skid Row grabó su segundo álbum, Slave to the Grind (lanzado un junio 11 de 1991). Ambos discos contienen una canción llamada «Monkey Business» que fue sencillo de las dos bandas*.
En las versiones remasterizadas del CD de Screw It!, «Ginger Snaps» y «Monkey Business» forman una sola pista, la primera como intro o preludio de la otra; igual sucede con «C’est Loupé» y «Beat The Bullet».
El álbum contiene la power ballad «I Still Think About You», dentro la línea melódica de la época, en la que –como en otros temas del disco– destacan la característica voz de Ted Poley y la guitarra de Andy Timmons, acompañados por Bruno Ravel en el bajo, Steve West en la batería –que siempre se mantuvieron en la alineación– y Kasey Smith en los teclados.
Hay unas cuantas canciones que condensan la esencia rock del momento como «Crazy Nites con su Oh oh oh como estribillo, o «Everybody Wants Some»; otras que son pura diversión como «Horny S.O.B. (Son Of a Bitch)» y «Slipped Her the Big One»; temas un poco más arriesgados, pese a que rápidamente se acoplen a lo típico, no sólo de la banda sino del género mismo, como «Don’t Blame It on Love», o que, por el contrario, se presenten dentro de una fórmula convencional, como «Comin’ Home».
«Puppet Show» es un instrumental que presenta el tapping y un posterior solo de Timmons, además de un efecto como de cinta al revés, aunque en realidad no es así.
Gary Cherone, Nuno Bettencourt y Pat Badger de Extreme figuran como invitados en los coros, junto a una extensa lista de colegas y camaradas de la agrupación y el Fort Lauderdale Choir (que una de las bromas que gastan en los créditos) que acompañan esa especie de bonus track que es «D.F.N.S.», en el que hay un jam de otra canción del álbum: «Get Your Shit Together».
También se oye la voz de Ginger Lynn, la actriz porno, famosa en los 80 y que protagoniza el video musical de «Turn the Page» de Metallica, en el tema «Yeah, You Want It!», una curiosa exploración en el hip hop que cuenta con un supuesto M.C. llamado Todd «T-Boy» (acaso un heterónimo de Ted Poley).
Otros músicos invitados son Eddy Conard en la percusión, Papá, Mamá, Bruno en los violines y el Ravel String Quartet (otra broma con referencia a la familia del bajista), en el tema «Find Your Way Back Home», que tiene un aire beatlesco.
La portada, sin ser una gran obra gráfica, es divertida, salvo que parece referir más al sencillo «Monkey Business» que al álbum Screw It!, un disco que vale la pena tener, revisar y recordar.  





* «Monkey Business» de Skid Row ha sido una de sus canciones más exitosas; fue el primer single de su segundo álbum y marcó su cambio de un contundente glam metal hacia algo más heavy. El sencillo fue escrito por Rachel Bolan y Dave Sabo. El video tuvo alta rotación en MTV y catapultó el álbum hacia el doble disco de platino. La canción recuerda a ese emblemático tema, «Youth Gone Wild», de su primer álbum.

miércoles, 27 de julio de 2011

ELVIS ESTÁ VIVO

Iba hacia el trabajo cuando lo vi caminado por la calle 72, arriba de la 15. Nos cruzamos. Al principio no lo reconocí por el cambio en su aspecto, aunque ya hacía rato tenía su nuevo look. Luego me di cuenta que era el mismísimo Elvis andando por las calles bogotanas. Y estaba vivo. Como en la canción de Calamaro y también el sol empezaba a caer. Pero a diferencia de ésta no se trataba de Presley, el Rey del rock n’ roll, sino de Fernando Sierra[1], cantante de la banda colombiana de música electrónica Estados Alterados.
Desde hace algún tiempo, Elvis se había mudado a Bogotá desde Medellín, de donde es originaria la agrupación. Antes lo había hecho el tecladista Tato (Gabriel Lopera), en la época en que se separaron, cada uno tomando su propio camino en el campo profesional. Para el nuevo milenio, Lopera, Tana Vallejo y Rodrigo Mancera de Morfonia, formaron Supervelcro y sacaron un único álbum en 2004: Luciferina.
Es que en esta ciudad uno puede ver en cualquier supermercado, o una calle sin nombre, o la fila del banco, o la silla de un bar a alguna de esas leyendas del rock que siempre ha admirado. Es uno de los privilegios de un país sin industria del espectáculo y sin estrellato como no sea el de la estúpida farándula criolla de televisión[2].
El baterista Ricky (Ricardo Restrepo), tercero del trío fundamental y quien había reemplazado a Mana (Carlos Uribe) –fallecido en un accidente automovilístico durante los comienzos de la banda–, viajó a Boston. Para el álbum de regreso de Estados Alterados, Ricky participó en la preproducción a distancia.
Yo sabía que Elvis vivía en Bogotá, la dueña de un café para el que diseñó parte de la decoración me lo había dicho y estuve tentado de pedirle que me contactara con él pero mejor me olvide de la idea. Tras su regreso a los escenarios en el festival Rock al Parque de 2005, luego de su último concierto en 1998, Estados Alterados realizaba su nueva producción desde esta ciudad, como otras bandas de Medellín –Kraken, Nadie o Tr3s de Corazón por ejemplo–, que se habían trasladado a la capital colombiana… y pensar que hubo una época en que La Meca del rock nacional era la ciudad de la eterna primavera. Recuerdo cuando La Pestilencia o más exactamente Dilson Díaz se instaló allí para grabar el segundo disco.


Estados Alterados se formó a finales de los 80 y se mantuvo en constante crecimiento hasta mediados los 90 cuando entraron en un largo receso, su ausencia discográfica fue de 15 años. Aunque partieron de influencias esenciales como Depeche Mode, Krafwert, Devo y Gary Numan, el grupo logró un estilo propio y un sonido particular, bien característico en el panorama latinoamericano. Yo diría que si bien hay otros precursores (para mí un indiscutible antecedente del sonido es «Muevan las industrias» de Los Prisioneros de Chile, una canción de 1985 incluida en su álbum de 1986 Pateando piedras, que el mínimo reconocimiento que merecería es un cóver con todas las máquinas), Estados Alterados impuso en estas latitudes un estilo propio al sonido techno.
En su primer álbum: Estados Alterados (Sonolux, 1991) su sonido es oscuro y las letras algo sombrías, con una onda depresiva que se ajustaba no sólo al estilo musical sino al pesimismo y la fatalidad que campeaba en esa época por nuestras tierras. Un ejemplo puede ser «La culpa»: No tienen la culpa, no tienen a nadie, son jóvenes solos… buscando a alguien. No tienen la culpa, no tienen a nadie, son jóvenes solos… sufriendo por alguien. «Sobre ti» habla del temor a no tener amor y comienza diciendo: El viento golpea mi cara… y los árboles dejan caer sus hojas… sobre ti… y tus manos tocan mi cara… y  mis ojos siguen… los tuyos…
En 1989 se publicó de manera independiente el sencillo de «Muévete», luego se conoció otra canción importante: «El velo» y en 1991 apareció el primer LP, bajo el sello Sonolux, que además contenía otros temas memorables como «Hace 100 años» y «Prototipos»[3]. Ese mismo año, Estados Alterados abrió el concierto de Infomation Society en Medellín ante unas diez mil personas. Sus dos temas iniciales no sólo consiguieron figurar en las listas de éxitos de la radio nacional sino que de ellos se realizaron videoclips. Con el video de «El velo», dirigido por el futuro cineasta Simón Brand, por primera vez una banda colombiana rotaba en MTV y otros canales musicales hacia 1992.
Esa mirada un tanto oscura del álbum anterior permanece pero comienza a tener matices en su segunda producción Cuarto acto (Discos Fuentes, 1993). El título de «Seres de la noche» lo dice todo, en todo caso vale la pena considerar la dolorida ilusión de estas líneas: Dame tu mano y vamos hasta el fin… abrázame fuerte y hazme creer que eres para mí. Alfredo de la Fe, el músico de salsa, toca el violín en este tema. Una canción afín es «Me partirás en dos», las desgarradoras palabras que se repiten son: Es la hora de partir… me partirás en dos… no podré pedir clemencia… sin avisarme lo harás. Fruko (Julio Estrada), otro reconocido músico de salsa, toca las congas, aportando como Alfredo de la Fe nuevas tonalidades a la gama musical de Estados Alterados. «Los secretos del dolor» es un tema en el que late una retorcida pasión. 
Hay además temas que parecían ser la equivalencia de otros tantos del primer disco: había algo de «Hace 100 años» en «Sintético mundo»; «Sacúdete ahora», recordaba «Muévete»; o «Infecto», un tema fuerte como lo fuera «Prototipos», que poseía esa guitarra que seguramente tocó Federico López, quien además de ingeniero de sonido en vivo fue guitarrista de sesión en el primer álbum y luego produjo los siguientes discos: Cuarto acto –en cuya mezcla participó el inglés Richard Blair– y Rojo sobre rojo, en tanto que su lugar en la guitarra fue tomado por Camilo Zuleta, quien tocó en Cuarto acto y en el 95 fue incorporado definitivamente al grupo para el disco Rojo sobre rojo.
De ese segundo álbum se realizaron dos videoclips, de «Seres de la noche» y «Nada», este último, que contó de nuevo con la dirección de Simón Brand, contribuyó bastante a la proyección internacional del grupo.  


La metamorfosis continuó y quedó plasmada en su tercer álbum Rojo sobre rojo (Discos Fuentes, 1995). Según los mismos integrantes de la banda, su estado alterado había mutado, tenían nuevos ánimos y eso repercutió tanto en la música como en las letras de canciones: «La fiebre de marzo» habla sobre el instinto de seducción de una chica[4]; en «Te veré» Elvis canta: Dejaré que la lluvia me moje… poco a poco… no me importa y en «Lléname de estrellas»: Me sentaré a ver la lluvia desde mi ventana… y luego agrega: Por nada del mundo cerraré mis ojos… por nada del mundo dejaré de soñar, y en esas palabras hay una actitud contemplativa, menos agitada que la que hubo antes. Una visión menos optimista continúa presente en «Los amos de la información», mientras que el vértice en el que se encuentran las miradas podría ser «Algo más que compasión», cuya música fue compuesta por Fruko. La canción habla de un personaje bordeando la locura y las sombras que le dice: Puedo ser la lluvia que te moja… puedo ser la arena bajo tus pies a ella, quien es la respuesta a mis sueños y a la vez es la pregunta que aún no entiendo, a ella que ha mantenido mi alma ardiendo siempre.
Musicalmente, además de la inclusión del guitarrista Camilo Zuleta, hay percusión, bajo, piano –interpretado por Eugene Uman, jazzista neoyorquino–, guitarras y teclados adicionales, vientos –trompetas y trombón– y coristas: Pilar Solano, Bibiana Ramírez y Elkin Serna.
De ese álbum que tengo en vinilo, mi canción favorita es «Paraíso»: Vamos a ver qué son el bien y el mal… vamos a tirar el mundo a rodar… vamos a probar el fruto prohibido… le dijo Eva a Adán. Es algo que yo, que no sé bailar, alguna vez me atreví a bailar y para colmo delante de un público sobre un escenario. Ya otra cosa es «Muévete», que junto a «Dancing With Myself» de Billy Idol, «Mi sombra en la pared» de Miguel Mateos y alguna de The Cure: «Why Can’t I Be You?», «Let’s Go To Bed» o «The Walk» conforman mis canciones preferidas para bailar solo, pero en privado. A propósito de The Cure en 1999 Estados Alterados participaron con otros artistas latinos en un disco tributo a la banda inglesa que se subtituló Por qué no puedo ser tú, en el que grabaron un cóver de la canción «A Forest. Esa fue quizá su última grabación del siglo.
Unos años antes, en 1996, cuando cesó el contrato con Discos Fuentes, salió el álbum compilatorio Lo esencial: extracto 89-96, que más que un disco de grandes éxitos se convirtió en el anticipado testamento de la agrupación. Para este trabajo se hicieron nuevas versiones de sus primeras canciones, grabadas en 1989: «Muévete» y «El velo». Gracias a eso han permanecido en la memoria colectiva de las nuevas generaciones, a lo que contribuyó la versión del último tema realizada por la banda de death metal gótico Tenebrarum en 2007.
Por suerte las resurrecciones ocurren y cinco años después de la acogida que tuvieron en el Rock al Parque de 2005, Estados Alterados lanzó la canción y el video del remake de «Muévete» y finalmente un nuevo álbum: Romances científicos, producido por el británico Phill Vinall. El título del disco proviene del nombre que recibía la ciencia ficción en el período victoriano, la traducción literal del término sería novela científica pero la apropiación que Estados Alterados es inteligente y precisa, y da cuenta del concepto general del disco como sucede con el nombre de la agrupación y los títulos anteriores, que además eran mencionados en las letras de las canciones: no hay un cuarto acto para cambiar el final se dice en «Infecto» y rojo sobre rojo, se unta labial en «La fiebre de marzo». Para redondear, en el videoclip del tema aparecía al final la imagen de la portada (la caperucita sumergida en pintura roja) que afianzaba el concepto del álbum.


El sonido es fresco y a la vez elaborado, sin perder la identidad propia de la banda. Hay temas rápidos: «Mil demonios», otros lentos: «Cúbreme» o «Invisible» y tempos medios, como precisamente «Mitad» o «Un deseo». Todavía hay espacio para experimentaciones sonoras como «Atomic playboy». En 2011 se ha estrenado el videoclip de «Contenme», dirigido por el cineasta colombiano Jorge Navas.
Permítanme por favor, con las palabras anteriores y unas pocas que faltan, celebrar los 20 años del primer disco de Estados Alterados, publicado en 1991, y los 15 de la recopilación Lo esencial: extracto 89-96.
Sólo puedo agregar que hablar de esta banda sirve de ejemplo para demostrar que con un trabajo serio, resuelto, persistente, corriendo riesgos, dándolo todo cuando sea necesario, innovando en lo posible pero imprimiéndole autenticidad, es decir haciendo las cosas bien y con calidad, puede llegar a obtenerse un lugar en el mundo.
Muchas cosas podrán haber cambiado en una y media o dos décadas pero lo cierto es que Elvis está vivo y siguen los Estados Alterados.     


[1] El apodo de Elvis, al parecer provenía del cantante británico Elvis Costello.
[2] A Mancera lo había visto un par de veces andando con su guitarra y otros trastos encima. Una noche fui a un bar donde la novia que yo tenía estuvo bailando con Álex Frejrud, líder de la banda colombosueca Sexy Death. Un antiguo amigo que se radicó en Barcelona resultó conocido de Amós Piñeros, creador de Catedral y Ultrágeno. A Dilson Díaz cuando salió Productos desaparecidos, un camarada mío lo confrontó en las escaleras que conducían a un bar, por haber cambiado el estilo de la banda… pero eso es parte de otras historias que luego habrá que contar.
[3] Para este tema Santiago Giraldo, Sergio Jaramillo y Tato Lopera realizaron un video como proyecto universitario de la facultad de diseño de la UPB de Medellín en 1992.
[4] Simón Brand dirigió un buen videoclip para esta canción.

domingo, 10 de julio de 2011

DÍAS DE LA SEMANA MUSICALIZADOS

Lunes, día aburrido. Dan pocas ganas de hacer algo. A Brenda Ann Spencer se le ocurrió en 1979 disparar un rifle contra sus profesores y compañeros de colegio, hiriendo a varios niños y asesinando al director y a un guardia. Una vez capturada, cuando le preguntaron por qué lo había hecho, dijo encogiéndose de hombros: No me gustan los lunes. Y esto anima el día… El crimen inspiró a Bob Geldof para componer la famosa canción de su banda, los Boomtown Rats, «I Don’t Like Mondays». La banda New Order también hizo su canción con este día, la popular «Blue Monday», asidua de discotecas y clubs desde comienzos de los 80, que ha tenido multiplicidad de versiones y mezclas, incluyendo varias hechas por la propia banda y la más destacada de otra banda realizada por Orgy. The Mamas & The Papas grabaron «Monday Monday» en los 60 y The Bangles interpretaron «Manic Monday», escrita originalmente por Prince, en los 80.


Para el martes quizá la única canción a tener en cuenta sea «Ruby Tuesday» de los Rolling Stones, que en realidad no se refiere al día en sí, sino a una de las miles de groupies que han pasado por la vida de ellos, a quien llamaron así, porque cómo dice la letra, Quien pudiera colocarte un nombre cuando cambias con cada nuevo día. Al parecer la chica era Linda Keith, enrollada con Keith Richards… La música, que incluye contrabajo, fue obra de Brian Jones. El nombre no sólo dio para la canción –de la que el cóver más reconocido es el que hace Rod Stewart–, sino que bautizó una cadena de restaurantes originaria de Tennessee.


Las canciones del miércoles no están entre los temas populares. Existe «Wednesday» de Jimmy Eat World, de su primer álbum, lanzado en 1994; y de 2004, «Wednesday’s Song» de John Frusciante, tema del cuarto álbum en solitario –¡ha grabado 10!– del guitarrista, reconocido por hacer parte de los Red Hot Chili Peppers. Mientras la primera es presurosa, casi atropellada, la otra es lenta, sosegada, tal vez algo contenida y pretendidamente elaborada.

El jueves tiene un par de canciones: «Thursday» de Morphine y «Thursday’s Child» de David Bowie. La primera incluida en el álbum Cure for Pain (1993) de la atípica banda de Mark Sandman (fallecido el 3 de julio de 1999), en la que tocaba un bajo eléctrico de dos cuerdas, acompañado por saxofón y batería. La historia es sobre una infidelidad con una bella chica por cuyo violento y celoso marido es mejor huir de la ciudad. El tema de David Bowie fue el primer sencillo de Hours… de 1999, él mismo dijo que el título de la canción provenía de la primera de 3 autobiografías de la actriz afroamericana Eartha Kitt, que solía ser uno de sus libros favoritos cuando era adolescente. Kitt fue la primera Gatúbela negra cuando reemplazó a la hermosa y habitual Julie Newmar en «Batman», la serie de televisión de los 60. Hay un par de novelas de autoras con el mismo título. La letra tiene esa melancolía y una oscura esperanza, casi siempre presentes en las composiciones de Bowie. El video del cantante frente al espejo con una intrusa en él es sencillamente perfecto. 

La canción del viernes definitivamente es «Friday I’m In Love» de The Cure, segundo sencillo del álbum Wish de 1992. Fue todo un éxito de radio en su época y produjo una avalancha de nuevos fans de la banda, de quienes Robert Smith dijo no eran auténticos seguidores. La canción podría considerarse una parodia, auto-parodia incluso, al ser un tema festivo realizado por una banda caracterizada por su onda depresiva. También al apegarse a una fórmula propia del pop que hasta entonces, casi siempre, se saltaron, resultaba una especie de burla a este tipo de música y a la vez una irónica sentencia por el inesperado y paradójico éxito de la oscuridad y la depresión del rock alternativo del momento.

Del sábado también tiene canción The Cure: «10:15 Saturday Night». Es el tema inicial del álbum debut Three Imaginary Boys (1979) y fue cara B del sencillo «Killing an Arab». La canción fue escrita por Robert Smith a los 16 años, una noche mientras estaba sentado a la mesa de la cocina, sintiéndose totalmente sombrío, viendo el grifo gotear –drip, drip, drip– y bebiendo la cerveza casera de su padre.

Para el domingo una canción es «Lazing On A Sunday Afternoon» de Queen, del famoso álbum de 1975 A Night at the Opera. Por su duración 1 minuto con 7 segundos quizá sea la canción más corta de la banda británica. El tema, escrito por el fallecido Freddie Mercury, tiene un estilo de música de cabaret. La voz de Mercury –quien toca el piano– se oye distorsionada ya que luego de ser grabada en el estudio se reprodujo a través en un balde de lata, de donde se recogió el sonido, lo que le dio ese hueco tono de megáfono. La otra canción es «Sunday Bloody Sunday» de U2, tema de apertura y tercer sencillo del álbum War de 1983. Alude al llamado Domingo Sangriento ocurrido en 1972, cuando una jornada de protesta en Irlanda del Norte acabó convertida en masacre por un regimiento de paracaidistas del ejército británico que dispararon contra la multitud y 14 personas fueron abatidas. Para evitar confusiones, Bono solía anunciarla diciendo que no era una canción rebelde[1]. La agrupación supo hábilmente revertir la situación y convirtió su canción en un himno antibélico, lo que supuso una respuesta relajada por parte de la crítica y entusiasta por parte del público. En «Sunday Bloody Sunday» hay ira[2], temor e incertidumbre, pero no por un sentimiento nacionalista sino por problemas personales que atravesaba el guitarrista The Edge cuando compuso el esbozo de la canción a la que dio forma definitiva Bono y que a manera de broche de oro incluyó en la grabación a un violinista local que alguna vez se acercó a The Edge y le preguntó si acaso necesitarían aquel instrumento, dándole el necesario color local…

Así pasan los días de la semana, hasta completar meses y años, y el tiempo se desliza como arena de reloj por entre los dedos tiesos como manecillas. Pero siempre es mejor si trascurren con la compañía de la buena música. Por ejemplo «Days of the Week», la canción de Stone Temple Pilots de su álbum Shangri-La Dee Da de 2001. La letra fue escrita por el vocalista Scott Weiland[3] y habla de cómo su adicción a la heroína ha afectado la relación con su esposa. En el video musical los STP aparecen unas veces con trajes de oficinistas y otras veces vestidos como astronautas.

[1] La música rebelde irlandesa es un subgénero de música folk cuyas letras hablan de la lucha por la libertad de Irlanda y de la unidad gaélica en contra de los invasores ingleses y sus desmanes contra la población nativa.
[2] No IRA –Ejército Republicano Irlandés, en inglés Irish Republican Army, en irlandés Óglaigh na hÉireann–, histórica organización armada independentista.
[3] ¿Cómo es que el camaleónico Scott Weiland –cuya versatilidad puede apreciarse tanto en su voz como en su puesta en escena y sobre todo en su desempeño en los videos musicales– no está en la nómina de Hollywood en vez de algunos de esos supuestos actores que siempre están interpretándose a sí mismos?

sábado, 25 de junio de 2011

ATTACK OF THE KILLER B’S


Attack of the Killer B’s es un álbum de compilación de lados B, cóvers y canciones raras de la banda neoyorkina de thrash metal Anthrax; precisamente el título alude a los lados B de sencillos publicados con anterioridad… en inglés, la pronunciación de la letra B es igual que la palabra abeja y de allí el juego del título y el diseño de la carátula del disco, lanzado un 25 de junio de 1991 por Megaforce Worldwide/Island Entertainment y producido por la propia banda.
El álbum comienza con «Milk (Ode to Billy)», una de las dos canciones incluidas en el disco que fueron grabadas originalmente por S.O.D. –Stormtroopers Of Death–, un proyecto paralelo de Scott Ian –guitarrista rítmico– y Charlie Benante –baterista– (ambos de Anthrax) con el entonces bajista Dan Lilker y el vocalista Billy Milano: el Billy al que se refieren en el título.
Era divertido ver a los metaleros haciendo moshing (el pogo propio del thrash metal, en el que los espectadores de un concierto de este subgénero dan saltos y vueltas, empujándose unos a otros, al ritmo de la frenética música) mientras se oía:
I want some milk!
My coffee grows cold
I want some milk!
I should’ve been told
La letra habla de que al despertar alguien quiere cereal y al abrir la nevera descubre que no hay leche… ¡Quiero un poco de leche! Mi café se enfría y los thrashers dándose golpes, haciendo remolinos con los brazos, asestando puños y empellones a quien se atravesara, ja, ja, ja…
«Chromatic Death», el otro tema de este par, dura poco más de 40 segundos, como era costumbre de Stormtroopers Of Death.
La canción insigne de este disco es un remake de «Bring the Noise». Junto con «Walk This Way», en la que Run DMC se unía a Aerosmith (en 1986), «Bring the Noise» (de 1987), fue una de las primeras colaboraciones entre heavy metal y rap, en este caso entre Anthrax y Public Enemy (Joey Belladona, vocalista, y Dan Spitz, guitarra principal, además colaboraron con UTFO en una canción llamada «Lethal» en 1987).
Las dos canciones en vivo que se incluyen: «Keep It In The Family» y «Belly Of The Beast» fueron grabadas en el tour del álbum Persistence of Time de 1990.
«Startin’ Up A Posse» era una canción que atacaba al PMRC[1]. Por supuesto del álbum se lanzaron dos versiones, una no censurada con las groserías explícitas y esta canción y otra censurada sin la canción y en la que se cambian las groserías por un zumbido –supuestamente de abeja–, aunque sonaba más parecido a un pedo.
«Protest and Survive» es un cóver de Discharge, banda británica de hardcore punk. En este tema, como en el anterior y el siguiente –en el que también canta el baterista–, la voz principal es de Scott Ian.
El álbum incluye también un remix de «I’m the Man»[2] y tres canciones del EP Penikufesin[3]: «Parasite» (cóver de Kiss), «Pipeline» (un surf rock instrumental, original de los Chantays) y «Sects» (cóver de los franceses Trust).
La canción «N.F.B. (Dallabnikufesin)»[4] se proponía mostrar a ritmo de country el desdén de la banda por las power ballads que estaban muy de moda en la escena del metal comercial en el momento. Extrañamente es el baterista quien toca la guitarra acústica de 12 cuerdas.
Scott Ian hace la segunda voz de «Bring the Noise» y es, como siempre, el que le imprime ese sello característico de mezcla de metal y rap dentro de la cultura del skateboarding, con la complicidad del bajista Frank Bello y el baterista Charlie Benante, quien también utiliza samples y programación de baterías.
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[1] Comité estadounidense formado por las esposas de varios diputados, cuya misión era educar a los padres sobre modas alarmantes en la música popular o, en otras palabras, censurar todo lo que consideraran inmoral. 
[2] «I’m the Man» está considerada como una de las primeras canciones de rap metal, es una especie de parodia de los Beastie Boys, el riff de guitarra se basa en la melodía de la canción popular judía «Hava Nagila» (los guitarristas Scott Ian y Dan Spitz, así como los Beastie Boys, son judíos). Apareció en triple versión (una censurada, otra no y en vivo) en un EP de 1987, que incluía un cóver de «Sabbath Bloody Sabbath» de Black Sabbath; al final del cual suena el comienzo de «Sweet Leaf», otra canción de la banda británica. También había dos de sus temas más populares de la primera época en vivo: «Caught in a Mosh» y «I Am the Law».
[3] El EP Penikufesin de 1989 –que salió sólo en Europa y Japón–, resultante de las sesiones de grabación del álbum State of Euphotia, incluye los temas «Now It’s Dark» (del álbum), una versión en francés de la canción de Trust «Antisocial» (cuya versión en inglés está en el álbum), «Friggin’ In The Riggin», canción tradicional que hicieron famosa los Sex Pistols, de quienes ya habían grabado otro cóver, «God Save the Queen», en el EP Armed and Dangerous de 1985, concebida como una broma vulgar con partes adicionales en la letra compuestas por Anthrax, y los 3 temas que se repiten en Attack of the Killer B’s. Penikufesin es nise [nice] fukin’ [fucking] EP al revés y retoma el truco usado en la canción «Efilnikufesin (NFL)» (nise [nice] fukin’ [fucking] life), que apareció en el álbum de 1987 Among the Living.
[4] Aquí se usa el recurso propio por el cual «N.F.B. (Dallabnikufesin)» es nise [nice] fukin’ [fucking] ballad.

sábado, 18 de junio de 2011

LA PALABRA CON F

Los tres éramos amigos. O bien, éramos un amigo, su novia y yo; o una chica, su novio y el amigo; o un tipo, la novia y el amigo; o como quiera que fuera.
Estábamos en el apartamento de él. En realidad era de sus padres, pero casi nunca se les veía: sólo estaban los fines de semana y en las noches, cuando nadie más parte de mi amigo y su novia se encontraban allí. Entre semana, solíamos reunirnos los tres a pasar la tarde, a veces había más gente: amigas y amigos de alguno de ellos. Querían verme con alguna chica, pues no tenía novia. En la noche se acababa la reunión, los que estuviéramos –generalmente sólo yo– les dábamos un momento de intimidad antes de que los padres rondaran por allí y la chica se fuera. Yo me la pasaba muy bien por la buena compañía: ambos me caían muy bien y por la excelente colección de discos (vinilos y compactos) y videos (en formato VHS y algún DVD) de mi amigo. La chica, obvio, me gustaba y, claro, yo nunca lo decía. Sentir eso era como una clase de pecado para mí. Aunque creo que ella se daba cuenta y mi amigo lo sospechaba pero parecía no importarle, tan seguro estaba del sentimiento de ella por él.
Lo cierto es que aquella tarde mi amigo salió a comprar algo… Se rumoraba que tenía otra y al parecer ése era verdadero motivo de su ausencia que se prolongó bastante.
Al principio estuve oyendo rock y charlando con la chica sin prestarle mucha atención.
¿Quieres tomar algo? me preguntó.
Sí, estaría bien, hace calor en este cuarto.
—¿Qué quieres?
—A ti —Se quedó mirándome sorprendida— A ti… ¿qué te provoca? —disimulé mi imprudencia—,lo que sea estaría igualmente bien para mí.
—¿Cerveza fría?
—Eso es perfecto —dije aliviado.
Uff. No podían dejarme media hora a solas con la novia de un amigo porque ya empezaba a cagarla.
Regresó con un six pack de Miller sacado de la nevera. A los tres nos gustaba la Miller, el Jack (Daniel’s) y el hard rock de los 80. Seguimos charlando amenamente mientras bebíamos pero yo casi no podía evitar devorarla con la mirada y difícilmente controlaba mis deseos de tíramele encima y dar rienda suelta a una pasión desenfrenada como en esas películas calientes que pasaban después de medianoche los fines de semana en la televisión por cable. Así que me puse a mirar a otro lado. Repasé una desordenada pila de discos arrumados en un rincón. Uno atrajo mi atención.
FUCK —dije.
La chica se quedó viéndome con cierto asombro y dejó escapar una pícara sonrisa. Le expliqué que me refería al For Unlawful Carnal Knowledge de Van Halen que acababa de descubrir en el montoncito de discos mal apilados.
For Unlawful Carnal Knowledgefue el noveno álbum de aquella banda estadounidense, publicado en junio de 1991. Fue número 1 en la lista de ventas de Billboard y ganó el premio Grammy a mejor grabación de hard rock de ese año.
El título lo propuso su cantante, Sammy Hagar, como una manera de mostrar lo que es la censura, llamando al disco con una vulgaridad.
Seguramente disuadidos por impacto que produciría el uso de la palabra con F, la banda se decidió por el acrónimo For Unlawful Carnal Knowledge, cuyo origen, según las investigaciones, sólo comenzó a partir de los 60 –una época de liberación de tabúes tradicionales–; de manera que era falsa la supuesta etimología de la palabra fuck, durante otra época, como la de los puritanos, en la que a las personas encerradas por cometer adulterio, caracterizado con las palabras For Unlawful Carnal Knowledge (por conocimiento carnal ilícito), por falta de espacio se les ponía en la celda la sigla F.U.C.K., como la letra escarlata de la novela de Hawthorne, esa A de adulterio –únicamente en la versión en español del libro de Sue Grafton, porque en su original en inglés esA is for Alibi (lo que sería C por coartada), pero había que adaptarla.
También se ha dicho que la sigla se originó como una notación de diagnóstico médico a los soldados del ejército imperial británico cuando contraían una enfermedad venérea y se escribía en los documentos la abreviatura F.U.C.K., para Found Under Carnal Knowledge, algo así como (padecimiento) adquirido durante conocimiento carnal.
Otro origen se ubicaba en el siglo XV, cuando las parejas casadas tenían que tener permiso del rey para procrear y con la sigla se designaba Fornication Under Consent of the King (fornicación bajo el consentimiento del rey) o Fornication Upon Command of the King (fornicación bajo mandato del rey).
Le conté todo eso a ella mientras tomaba el disco y lo ponía a sonar. Y por estar hablando me distraje y no atendí la música que sonaba ni esa especie de señales que la chica emitía o que de repente me pareció detectar cuando volví a poner la primera canción para resarcir mi descuido.
El sonido del taladro que Eddie Van Halen usa en su guitarra y el videoclip de «Poundcake» que la chica también había visto y de los cuales hablamos, fueron lo suficientemente sugestivos, además del título del álbum, para precipitarnos en nuestro propio conocimiento carnal ilícito: ella en su adulterio y yo en mi traición.
En el video una mujer espera turno para una audición fuera de un camerino, dentro hay nudistas, al ver por un agujero se da cuenta de lo que hacen y huye espantada cuando ve a una con un largo taladro.
Con los dos siguientes temas, casi 10 minutos, nos besamos y acariciamos mientras nos desvestíamos y tratábamos de acompasarnos al frenesí de «Judgement Day» y al punch de «Spanked» que comienza con la guitarra sonando como un zumbido. A la pregunta ¿a quién vas a llamar cuando necesites cierto afecto?, diría que a nadie, ya tenía quién y no necesitaba llamar a una línea de amorcomo los chicos malos.
Durante «Runaround» me detuve, un amenazante sentimiento de culpa me cohibía, eso y el temor de ser pescado infraganti donde mi amigo y con su chica. Sin embargo, el sonido de la batería de Alex Van Halen en «Pleasure Dome» me hizo sentir –como canta Hagar–, perdido, ¡perdido!, en mi propia cúpula de placer.
Y después del solo del siguiente tema, el extenso «In ‘n’ Out», ya estaba resuelto, gracias a las palabras del vocalista, que canta: …todo depende de cómo lo veas, es un desperdicio o una oportunidad, y yo había decido arriesgarme. Mientras Sammy entonaba Ah, ah, ah-ah y Eddie y Michael Anthony, el bajista, coreaban In ‘n’ out… yo, que conservaba mi ropa interior, frotaba el cuerpo de aquella chica, completamente desnuda, con el mío.
Ni hablar de lo que hacíamos cuando sonó«Man on a Mission» y Hagar cantaba:
Yeah! She got! She got! Me hot. Uh!
Al contrario que al principio, ahora yo era un hombre con una misión, completamente concentrado, menos palabras y más acción, sin distracción
El asunto en sí duró los 4 minutos de «The Dream Is Over», los 36 y ½ anteriores habían sido de juego preliminar y luego, por supuesto el sueño había terminado.
«Right Now», la estupenda canción que comienza con el piano tocado por Eddie y en cuyo video musical aparecen letreros con frases como: en este momento la gente está teniendo sexo sin protección o en este momento alguien tiene una idea equivocada o en este momento es más difícil de lo que parece o en este momento no hay curaque debieron acudir a mi mente entonces, no lo hicieron, porque no la escuché en ese mismo instante sino luego; igual que «316», el tema instrumental dedicado por Eddie a su hijo en su cumpleaños y «Top of the World», que tiene el mismo riff de guitarra que «Jump», el éxito de la banda de 1984 –al año y el álbum– y cuenta con Steve Lukather, el guitarrista de Toto, como invitado en los coros.
Ese disco de alusiones sexuales y letras que hablan de un crítico estado de las cosas y un momento de cambio, definitivamente me llevó a actuar.
Cuando mi amigo regresó de efectuar su infidelidad–como luego supe–, no halló el álbum ni a su novia.
Ninguno de los tres volvimos a vernos o hablarnos. Me enteraría sobre ellos por boca de otros. La ley del karma hizo que vendiera el disco robado para obtener dinero que necesitaba con urgencia para pasar la noche con una chica que terminó enredada con un amigo.
¿Vale la pena perder un amigo por un disco y una chica?
No lo sé, en mi caso lo valió por FUCK, el For Unlawful Carnal Knowledge de Van Halen y practicar la palabra con F con su novia.