domingo, 12 de octubre de 2008

DÍA 3

Llegó el lunes 5 de noviembre, las cosas volvieron a la normalidad en Rock al Parque. Bueno, casi. Se presentaron más bandas de las programadas. En el escenario Plaza además de las agrupaciones de reggae Vía Rústica, De Bruces A Mí y Alerta, a las que se sumó Huevo Atómico –que en uno de los típicos yerros de la programación había sido puesta originalmente el domingo–, Vietato, los Bunkers de Chile, Bajotierra de Medellín, los Amigos Invisibles de Venezuela y los Aterciopelados, estuvieron dos grupos nacionales y una leyenda viva del rock nacida en Colombia. Hotel Mama fue enviado al escenario Lago, donde se presentaron Two Way Analog, 69 Nombres, los mexicanos de Quiero Club, Seis Peatones, Morfonia, The Hall Effect, Sidestepper y Superlitio de Cali, tal como había sido planeado. Y con ellos: Black Sheep Attack, Zelfish Pérez y Cienfue de Panamá.
Por mí parte corrí con mala fortuna. Primero no había quién fuera conmigo. Ir solo no es el mejor de los planes. Así que me encaminé, ya tarde, luego de que las primeras bandas se habían presentado. Hubiese querido ver a Nadie y Vulgarxito en persona pero me abrumaba la idea de soportar 4 grupos de reggae y toda esa subcultura que equivocadamente llaman rastafari –hasta mal pronunciada– y realmente es raggamuffin y la humareda de ganjah que levantan. Así que tuve que conformarme con ver la transmisión por Canal Capital. Y eso no es lo mismo como bien lo mencionaba en la entrevista televisiva uno de los integrantes del grupo de punk rock paisa encargado de abrir en la plaza de eventos del Parque Metropolitano Simón Bolívar la tercera jornada. El sonido bestial de los Nadie se mostraba bien en vivo. Fue una verdadera lástima no haber disfrutado del salvaje espectáculo de Vulgarxito que incluía una sarta de improperios y obscenidades soltada por los integrantes del trío (que en "Cruzada" clamaban: ¡Gringo hijueputa!, "Pastor impostor" lo dedicaban a los curas cacorros, o sea pederastas, y ni hablar del estribillo ese Estoy que me picho a tu madre, estoy que me picho a tu abuela, estoy que me picho a tu hermana, estoy que me picho a tu tía...) y el libidinoso show de la bailarina que llevaron, una morenaza que debería haber hecho un rockero strip-tease, imagino, pero que en todo caso calentó los ánimos de espectadores. También interpretaron "You really got me" de los Kinks en la versión de Van Halen.
Lo que vi por la tele del otro escenario no me atrajo mucho, salvo las chicas: las mexicanillas de Quiero Club, una tocando los teclados y luciendo unos bonitos pantalones y otra tocando la guitarra o cantando mientras bailaba sin parar con un aro de hula-hula; y la bella cantante de Hotel Mama, banda en la que otra chica tocaba el saxo. Quería llegar cuando se presentara Chucho Merchán, el legendario bajista colombiano, que luego de intentar abrirse camino en el rock nacional marchó al Reino Unido donde forjó una carrera musical que le llevó a tocar con artistas de la talla de Eurythmics, The Pretenders, George Harrison, Pete Townshend y David Gilmour... después trabajó como productor y músico con latinoamericanos como Robi Draco Rosa y Jaguares. También se ha involucrado en causas humanitarias: desde el concierto benéfico en favor de las víctimas de Armero hasta el trabajo con su fundación Foneva. Ahora estaba, como el título de su reciente disco, De Regreso a Casa. Y en su banda cantaba una atractiva chica, había músicos jóvenes y veteranos y por ahí apareció un MC representando la cultura callejera.
Como había gastado hasta la última moneda el día anterior, todo lo que me quedaba era un billete de 20 mil que llevaba desde el sábado de la granizada. Se mojó tanto que la tinta se había corrido. Al pagar en el primer bus en el que intenté irme, el conductor aseguró que el billete era falso y se negó a recibirlo. Así pasó tres veces más. Siendo día festivo, no había muchos lugares abiertos y en el supermercado donde traté de cambiarlo, pese a que pasó la prueba de la máquina de luz ultravioleta que verifica su autenticidad, tampoco lo aceptaron. Había transcurrido más de una hora. Y me había alejado tanto del lugar donde tomar el bus que mejor decidí regresar a casa.
Habría estado bien ver a las bandas locales de pop rock como Vietato, Two Way Analog, 69 Nombres o The Hall Effect y a los Seis Peatones y su blues rock –Amigos Invisibles, Aterciopelados, Sidestepper y Superlitio no me interesaban en absoluto–, pero lo que realmente lamentaba perder era la presentación de los paisas de Bajotierra y los Bunkers, la banda chilena. Sin embargo, no quedé satisfecho con lo que pude apreciar. No sé si estando allá, en el parque, mi impresión hubiese cambiado. Lo cierto es que extrañé el ímpetu de Bajotierra, los encontraba demasiado sosegados –quizá era el paso del tiempo que todo lo aplaca– y una cosa era la sofisticación alcanzada en su disco Los Días Adelante de 2006 y otra la pasividad con que tocaron temas con groove y sabor a rock n' roll como "Ojos Enfermos", "Todo Bien", "Jimmy García" y su clásico "El Pobre". No conseguían transmitirme el mismo feeling de antes. Mientras que una canción nueva como "Los Killer Monkeys" conservó su encanto original. En cuanto a los Bunkers, hubo algo que no logró convencerme, admitiendo el profesionalismo y la destreza de los músicos. Frente a una banda que parece una mezcla de los Enanitos Verdes y The Hives y es capaz de hacer un cover de "Y volveré" de los Ángeles Negros y "Bang a Gong (Get It On)" de T-Rex no puedo evitar las suspicacias. En cambio, la propuesta de Cienfue, proveniente de Panamá, me pareció fresca e interesante; así como Zelfish Pérez, una banda rara e inquietante como su tema "La hora extraña", con una onda siniestra, un halo macabro y una voz de ultratumba. Me hacía pensar en Screamin' Jay Hawkins. La pinta de sus integrantes –algo de vudú haitiano había en ellos– acentuaba la comparación. Por cierto, para mí el look de los músicos es esencial. Y aparte del bajista de Nadie con su overol rojo y el peinado evocador de los Misfits, junto a los Zefish Pérez, la nota resonante la dio Vulgarxito: el bajista con un vestido de muñeca sobre su pijama tipo mameluco, sus largas trenzas y su infaltable gorra y el guitarrista y cantante con su maquillaje diabólico, sus cachos de cabello y su goatee o barba de macho cabrío teñida de color naranja.
En fin, lo demás ni siquiera lo vi por televisión. ¿Quién quiere más de lo mismo que puede verse en una entrega de premios MTV o cualquier festivalito pop de verano?
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Bailarina acompañante de Vulgarxito Cantante de la banda de Chucho Merchán
QUIERO CLUB

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