miércoles, 4 de enero de 2012

SOMBRAS, VUELVEN DEL PASADO


La primera vez que supe de la banda de hard rock estadounidense Cinderella, fue en el periódico: anunciaban que iba a venir a Colombia en el año 88 u 89, decía algo así como que «la banda heavy metal de Filadelfia anunció la posibilidad de visitar nuestro país» y una foto de la mencionada agrupación. Pasarían muchos años –décadas enteras– para que eso sucediera. El caso es que yo fui corriendo a decirle a un amigo del colegio al que le gustaba «esa música de los mechudos que parecen viejas –o sea chicas, en Colombia–» que iba a tocar aquí «el grupo, ése, gringo que a ud. le gusta».
—¿Cuál?
—La banda heavy metal —repetí como en el informe de prensa.
—Sí, sí… pero cuál.
—Pues «la banda heavy metal»… ¿cuál más? —dije algo fastidiado, más conmigo mismo que con mi amigo.
—Hay miles de bandas de heavy metal… ¿cuál de ésas es la que va a venir?
—Pues… ¿cómo así? —reflexioné— ¿o sea que heavy metal no es una banda? —pregunté innecesariamente, comprendiendo el error por mi propia cuenta y tratando de rectificar.
—Claro que no, heavy metal es un estilo musical.
No era exacta su respuesta pero me orientó. No volví a cagarla diciendo que heavy metal era una banda, así como años después todo el mundo, hasta en el periódico, la cagaría diciendo «música metálica». 
Pero, bueno, yo venía de «Sufre, mamón, devuélveme a mi chica», «Y sale de mí un agüita amarilla cálida y tibia» y «Nene, nene, ¿qué vas a ser cuando seas grande?»…
Además ese tipo de cosas nunca dejarán de pasar, por lo menos a mí. La primera vez que oí a alguien decirme: «Nos vemos en el Messenger», creí que era un lugar. Claro el error en primera instancia fue suyo, debió haber dicho «Hablamos por el Messenger» o algo así.
La primera vez que oí a Kraken, volví a cagarla. Por suerte fue con el mismo amigo de antes y no en público. Luego de oír «No me hables de amor» corrí a decirle cuánto me gustó la canción y sobre todo «la voz de esa vieja».
Me miró de nuevo como al imbécil que yo era y me explicó que Elkin Ramírez, el cantante de la agrupación de Medellín, no era «ninguna vieja».
Tenía mucho que aprender, estaba claro. Y lo aprendí… creo.
Como sea, hay cantantes que tienen voz que parece de mujer. Y si uno escucha de manera desprevenida una letra en la que quien dice las palabras pertenece al género masculino, uno se desconcierta… como ocurría por ejemplo con algunas canciones de Aterciopelados, cuyas letras escribía Héctor Buitrago y cantaba Andrea Echeverri. Pero eso no incomoda a nadie, en cambio si la cosa es al revés, en esta sociedad que sigue siendo tan machista, la cosa resulta disonante.
Por una vez espero
ya no cometer el mismo error
que me ha causado tanto daño.
Estoy cansada de llorar
estoy cansada de esperar
de ser la tonta que se entrega
y no recibe nada.
Soy prisionera de la oscuridad
vivo atrapada entre las sombras
de fantasmas que regresan del ayer…
cantaba yo «Sombras», de Hangar 27. Una chica que me acompañaba se burlaba, como cuestionando mi orientación sexual, ignorando lo lejos que estoy de defenderla con discursos de virilidad estereotipada o de justificarme apelando a la nueva retórica incluyente o expansiva. Sé que no soy marica y eso me basta… total, a ella no tendré oportunidad de demostrárselo jamás: soy sólo su amigo sin derechos.   
Le expliqué que el punto de vista es femenino, aunque la letra hubiese sido escrita por Iván Sotomayor, pues estaba destinada a ser cantada por Rosa Paula Cassandro, la vocalista de la banda bogotana, ya extinta y que tuvo resonancia en su época: hace 20 años, mucho antes de que la chica aquella siquiera estuviese en los planes de sus padres.
Le conté a la chica que Hangar 27 fue una de mis bandas colombianas favoritas y que, por supuesto, tengo su disco ¡en vinilo!, cuyo Lado A comienza precisamente con «Sombras», que tuvo un videoclip que rotó en la televisión nacional, y tiene una canción que habla de la primera invasión de Estados Unidos a Irak, a comienzos de los 90. El Lado B incluía una canción con letra de Rosa Paula, «Fue fugaz»; un tema típico del género, «Sexo y rock ‘n roll», y la canción «¿Y qué del amor?», versión de «What About Love» de la agrupación Heart, liderada por la hermanas Wilson. El disco salió por el sello Sonolux y además de la cantante y Sotomayor en los teclados, estaban: Diego Acevedo en las guitarras, Williams (sic) Mejía en el bajo y César Restrepo en la batería.
Le confesé a la chica que no tenía en qué poner el disco, hace años necesito conseguir un buen tornamesa, y que seguramente ella jamás conocería el LP porque nunca iría a mi casa. Seguí cantando:
Sombras, a mi alrededor
Sombras, vuelven del pasado
Sombras que me van cubriendo
y por todas partes veo… Sombras…

1 comentario:

Videodrome dijo...

Buen texto... Y también tengo el vinilo de la época (ya tengo el tornamesa solo para escuchar mis vinilos de rock colombiano de la época).